El cuadro superior femenino llegó a los cuartos de final con un claro contraste respecto al inferior. Las cuatro jugadoras han alcanzado el número uno del mundo y tres de ellas son multicampeonas de Grand Slam. Garbiñe Muguruza y Maria Sharapova representaban esa igualdad en la Philippe Chatrier, pero la española terminó por ser superior en apenas poco más de una hora. 

La premisa era que el servicio jugaría un papel fundamental en el partido y así fue. Caso contrario al de Garbiñe, Sharapova nunca supo mandar con su saque, prueba de ello las tres dobles faltas que registró en el primer juego del partido, donde la española terminó quebrando. Fueron cuatro juegos consecutivos para la campeona del 2016, que ya marcaba una distancia importante desde el principio. 

El primer servicio fue el principal problema de Maria. Ante la imposibilidad de condicionar los puntos, Sharapova optaba por jugar al centro, lo que se adaptaba de maravilla al estilo de Garbiñe. La española salía a buscar el pique de la pelota para abrir la cancha y ser ella la que mandara sobre la pista; la profundidad siempre fue su mejor aliada, aunque esta produjera algunos errores no forzados. 

Masha reivindicó un poco en el cierre del primer parcial. Encontró en las dejadas una manera de hacerle daño a la española, aunque la lectura de esta comenzó a dificultar el nuevo plan. Un 6-2 evidenció la diferencia que había solamente con el servicio, no en el partido en general. 

El segundo set inició con tres quiebres consecutivos. Muguruza quebró a Sharapova pero Maria contestó inmediatamente después. A pesar de ello, después del 1-1, el partido caería completamente del lado de la española, quien no volvió a perder un solo juego de camino a la victoria. Con el 6-1 final, Garbiñe le puso fin a su racha negativa de tres derrotas consecutivas ante la rusa.

Una victoria que además de instalarla en semifinales, sirve para colocarla más cerca en la búsqueda por la reconquista de la cima del ranking WTA. Lo único seguro es que si la española quiere llegar a la final, tendrá que vencer a una quinta campeona de Grand Slam, algo que no se le ha dado mal en este Roland Garros. 

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