Era dificil pensar que Roger Federer podría caer en la final del ATP 500 de Halle, torneo que lo ganó en nueve ocasiones. Sin embargo, en frente tuvo a un inspirado Borna Coric, que desplegó su mejor repertorio, puso incómodo al suizo y demostró su talento para llegar de la mejor manera a Wimbledon.

El encuentro duró dos horas y siete minutos, donde el croata venció al helvético por 7-6 (6), 3-6 y 6-2 para conseguir el segundo título de su carrera, dejando al suizo como número dos del mundo, al no poder salvar los puntos obtenidos en la pasada edición del certamen teutón. Además, Coric cortó con la racha de Federer de 20 triunfos consecutivos sobre césped.

Las acciones comenzaron de forma pareja y la gran efectividad con el saque fue el estandarte de la manga. Tanto Coric como Federer no tuvieron fisuras con ese rubro y las posibilidades de desnivelar escaseaban como agua en el desierto. Hasta el 5-5, los games eran cortos y con puntos bastante simples.

El undécimo juego fue extenso y el croata tuvo algunas fisuras con el saque y el helvético intentó forzar su oportunidad. Tuvo un break point que no pudo concretarlo y la manga se definió en el tie-break. Allí fue donde Roger tuvo dos sets points, pero Coric los salvó con maestría y en la primera pelota de set que tuvo el croata no lo dudó y cerró el capítulo inicial.

Con el resultado adverso, a Federer se lo notó mucho más sereno y pensante, buscando la estrategia para dar vuelta las acciones. Presionó sobre el segundo servicio de su oponente y tuvo algunas chances en los games de servicio del oriundo de Zagreb. "Tanto va el cántaro a la fuente que ésta se rompe", dice el dicho y en el octavo game, el suizo consumó el quiebre. Posteriormente, con su saque estiró la definición del encuentro al tercer set.

El croata no dio muestras de falencias ni se mostró abatido por lo sucedido anteriormente y salió al episodio decisivo hecho un vendaval. Hasta el 2-2, sostuvo la paridad, pero a partir de allí, hizo estragos pegándole a la bola desde cualquier posición. A Federer, por momentos, le llegaban disparos fulminantes, que poco podía hacer. En el sexto game aprovechó la única chance de quiebre que tuvo para inclinar la balanza y, en el octavo juego, volvió a quebrar para quedarse con la victoria y el título en Halle.