El saque le marcó el camino. Como cada vez que lo saca a relucir, John Isner se aferró al servicio para sacar adelante su primer partido en Wimbledon. El estadounidense barrió en sets corridos al alemán Yannick Maden por 6-2, 7-6 y 7-5. Su próximo rival será el belga Ruben Bemelsman.

Pocas cosas se pueden hacen frente a los 2.08 metros de Isner si su saque está aceitado el día del partido. Hoy fue uno de esos días y el norteamericano lo aprovechó al máximo frente a un rival desconocido para él. El número diez del mundo fue de menos a más. Si bien en el primer set concretó sólo cinco aces, rozó el 70% de primeros saques y ganó el 85% de ellos. Maden no tuvo oportunidad de quiebre alguna. A ese escenario esquivo, el alemán le sumó bajos porcentajes con su servicio, lo que hizo que se enfrentara a varias bolas de quiebre en favor del gigante de Carolina del Norte. Isner capitalizó dos de ellas y se hizo del primer parcial por 6-2 en 30 minutos.

La segunda manga fue por demás pareja. El alemán comenzó a soltarse con su juego y el norteamericano comenzó a percibir el ánimo de su rival. Sólo gracias a sus once aces Isner logró estabilizar un desarrollo que parecía inclinarse en favor de Maden. Ambos jugadores tuvieron dos oportunidades de quiebre que no lograron concretar, lo que llevó a una definición en el tiebreak. Allí el estadounidense golpeó en el momento justo y puso el marcador 2-0.

El tercer set siguió la sintonía del segundo. Isner sumó doce aces, lo que alejó al alemán de toda aspiración de arrebatarle el saque. Por su parte, Maden cayó mucho en los porcentajes con su segundo servicio y dio al norteamericano seis oportunidades de quiebre. Una de ellas le bastó a Isner para cerrar el set por 7-5 en 45 minutos.

Lejos está de su mejor nivel. También está lejos el estado físico que portaba cuando hace ocho años jugó en este mismo césped el partido más largo de la historia frente a Mahut. Pero John Isner sigue siendo un gigante suelto. Y si su servicio está fino, es de temer.