Zverev volvía en Washington a competir tras tomarse una pausa post Wimbledon. Y qué mejor que este torneo en el que defendía título. Su implicación ha sido indudable, ganando todos los partidos por 2-0 a excepción del que le enfrentó a Nishikori. Tras la cómoda victoria de hoy, está a un solo partido de revalidar el trofeo.

Comenzando el primer set, rápidamente observamos la clara diferencia entre estos dos tenistas, ambos son muy buenos, pero a Tsitsipas todavía le falta la fortaleza mental que su rival sí poseía. En el tercer juego, una gran defensa de Zverev sumado a su gran juego en el fondo de la pista hicieron que se pusiera rápidamente 40-15, con dos bolas de ‘’break’’, aunque Tsitsipas se lo pondría fácil y acabaría cediendo el juego por doble falta. El potente saque de Zverev obligaba al griego a tener que restar muy atrás, lo que hacía que muchos de sus golpes se estrellaran en la red.

Cada vez veíamos a un Tsitsipas menos confiado en su juego, fallaba mucho y no generaba peligro, esto propició que Zverev le rompiese un segundo saque consecutivo para ponerse 4-1 en el marcador. Al descanso, veíamos a un Tsitsipas totalmente fuera del partido, muy enfadado consigo mismo, se golpeaba la cabeza, lanzaba botellas… estaba desesperado, no encontraba el buen juego ofrecido durante la semana. Veía como poco a poco le pasaba como en la final de Barcelona ante Nadal en la cual no pudo hacer nada y, en 34 minutos vimos como el alemán se llevó un fácil primer set por 6-2.

Tsitsipas comenzó el segundo set mucho más relajado, no estaba tan tenso, comenzó a confiar en sí mismo y, esto, sumado a un exceso de relajación del alemán por haberse llevado el set anterior con tanta autoridad propició que el griego comenzara a plantar cara. A Zverev comenzaba a costarle llevarse los juegos y, a su vez, Tsitsipas comenzaba a llevarse los suyos. El encuentro había adquirido una gran igualdad entre los dos, demostrando ambos la calidad que atesoran.

Tanta era la igualdad, que en los primeros ocho juegos no se vió ni una sola oportunidad de ‘’break’’, sin embargo, llegaría el noveno juego, el más largo del partido, en el cual, tras salvar tres bolas de ‘’break’’ y llegar a tener ventaja en cinco ocasiones, Tsitsipas veía como se le escaba el juego de las manos. Zverev conseguía un ‘’break’’ que no había sido nada fácil, se ponía por delante y, en su turno de saque acabaría matando el partido. En 53 minutos se llevaba el segundo set por 6-4.

Alexander Zverev, tras una hora y 28 minutos, se planta en la final con la intención de revalidar el título conseguido el año pasado y mantener esos 500 puntos. Su rival en la final saldrá del duelo entre Alex de Minaur y Andrey Rublev.