Bajo un calor y una humedad sofocante, saltaron a pista las dos combatientes que iban a abrir la sesión del noche en la pista Arthur Ashe del USTA Billie Jean King National Tennis Center en el octavo día de competición. Carla Suárez, en el día de su cumpleaños, se iba a medir a Maria Sharpova, que tenía el increíble récord de 22-0 en la sesión nocturna de Flushing Meadows como si se tratase “The Undertaker” de la WWE. Nada que perder por parte de la canaria, pero sí mucho que ganar. ¿Por qué no darse un regalo en el día de cumpleaños?

Sexta vez que se iban a enfrentar. Una única victoria para la española

Con esta, iban a ser seis las veces que ambas tenistas iban a chocar sobre una pista de tenis con el bagaje a favor de la tenista rusa por 5-1. Hay que remontarse hasta el 2014, en el torneo de Montreal, para encontrar la victoria de Carla Suárez, en tres sets. Todos los demás que se produjeron cayeron del bando de Sharapova. El último, el producido hace tres años en la final del torneo de Roma, en lo que hasta el momento era el único precedente entre las dos.

Carla maquina un plan “maquiavélico” para derribar el muro de Siberia

Sobre la pista se encontraban dos estilos de juego completamente antagónicos en donde habia una jugadora que, por estadística y probabilidad, tenía todas las de perder. Pero ahí estaba Carla Suárez Navarro, dispuesta a pegar un pelotazo, a base de talento y maestría, sobre la “calorina” estadounidense y por qué no alcanzar sus sextos cuartos de final en torneos de Grand Slam.

SHarapova se vio desbordada | Foto: US Open

A palo limpio era imposible. Entrar en el juego de la rusa era un plan suicida, pues la española no tiene esa complexión y esas características de juego de Sharapova. Por eso, ella y su entrenador, Óscar Serrano, maquinaron un plan tácticamente “maquiavélico” a base de continuos cambios de ritmo y de alturas, con el objetivo de desmoralizar y frustrar a una tenista la cual tenía un plan fijo.

La grancanaria disfrutaba sobre la pista. El plan funcionaba, sabía que esta era su noche. Carla quería ganar y la rusa lo veía. Carla iba a vender muy cara su derrota. Muy enérgica, Carla amenazó desde un primer momento a Sharapova, la cuál aguantó el primer envite, pero no los siguientes provocando dar campo a la española la cual se abría paso sobre la pista con un tenis milimétrico y preciso, como si usase la escuadra y cartabón en una clase de plástica.

Precisión milimétrica en el revés de la esapñola | Foto: US Open

Tras pasar unos momentos de incertidumbre y no echarrse a temblar, la española supo aguantar la ventaja para cerrar al servicio el primer set aprovechándose de una pelota que Sharapova mandó al pasillo de dobles. El primer paso estaba dado, faltaba rematar la gesta. No había que cambiar nada. Simplemente seguir con el mismo plan. Sharapova, frustrada sin entender nada.

En el segundo set nada cambió. Todo fluyó al igual que en el primer set. Sharapova no cambió, fue fiel a su estilo de juego, una baza que hoy no iba a funcionar por que su rival tenía una manera de contrarrestar esos temerarios “palos”. Atónita, sin encontrar explicación, se encontraba Maria Sharapova ante una de las pistas más imponentes del mundo pegando y pegando continuamente y gritando con el objetivo de buscar darle la vuelta.

La cara de Sharapova al no entender nada | Foto: US Open

La española observaba al otro lado de la red que el objetivo estaba dando sus frutos. Se encontraba cerca, sólo faltaba un poquito más. Con tesón, firmeza, confianza y sobre todo mucha, mucha inteligencia, Carla Suárez, en su primera pelota de partido, firmaba un partido perfecto para hacerse un autorregalo en el día de su cumpleaños y derrotar a Maria Sharapova 6-4 y 6-3 y alcanzar los cuartos de final en Nueva York donde chocará con la finalista del pasado año, Madison Keys. Mismo estilo que Sharapova. ¿Para qué cambiar el plan?