Hace casi dos años, en diciembre de 2016, un desalmado irrumpía en el domicilio de Petra Kvitova en la República Checa poniendo en jaque su vida y su carrera deportiva. Su mano izquierda, la buena, con la que se ganaba la vida, quedó casi destrozada merced a las continuas puñaladas que recibió por parte del susodicho aquel fatídico día. Lejos de rendirse, la tenista de Bilovec trabajó más duro que nunca para volver a la élite y no permitir que aquello le destrozara su sueño de seguir disfrutando de lo que más le gusta: jugar al tenis. Hoy, más de dos años después, Petra puede gritar a los cuatro vientos que lo ha conseguido. Cinco años después, volverá a disputar una final de Grand Slam, la primera en el Open de Australia, y con la sensación de que nada puede interponerse en su camino. 

Los números de Kvitova son excepcionales: Una media de 78% de primeros saques ganados, 26 golpes ganadores y cuatro roturas de servicio por encuentro y sólo cuatro 'breaks' concedidos en seis partidos

Porque cuando esta jugadora está inspirada y llena de confianza, siempre ha demostrado que puede conseguir lo que se proponga. Así lo hizo en los dos Wimbledon que tiene en su haber, 2011 y 2014, y en 26 de sus 33 finales en el circuito, las últimas ocho de ellas de manera consecutiva. La rumana Mónica Niculescu tiene el privilegio de ser la última jugadora en doblegar a la checa en una final. Lo hizo en el torneo de Luxemburgo en octubre de 2016, mira si no ha llovido desde aquello. Ateniéndonos a este Open de Australia en concreto, el camino de Kvitova hacia la final de mañana sábado se resume en una sola palabra: contundencia. 

Magdalena Rybarikova, Irina-Camelia Begu, Belinda Bencic, Amanda Anisimova, Ashleigh Barty y ayer, Danielle Collins. Todas ellas han claudicado ante la checa y además, sin inquietar lo más mínimo a una tenista lanzada hacia su primer título en Melbourne. Sólo ha cedido 28 juegos, a una media de 4.66 por partido y el total de tiempo en pista ha sido de siete horas y tres minutos, siendo su enfrentamiento con Collins en el día de ayer el más largo con una hora y 34 minutos. Precisamente, la estadounidense ha sido la única que ha tenido alguna posibilidad de robarle una manga. Durante el primer set, Kvitova se vio obligada a llegar al 'tie-break' y previamente remontar un 3-2 para conseguir apuntarse ese set, lo cual nos habla de que la checa también está preparada para afrontar situaciones complicadas si el partido se presta a ello. 

Mañana, y además con el número uno del mundo en juego, una de las pocas cosas que le quedan por alcanzar a Kvitova, se medirá a otra campeona que, al igual que ella, da lo mejor de sí en los momentos cumbre: Naomi Osaka. Pero lo que podemos decir es que, más allá del resultado final del torneo, Petra Kvitova está de vuelta, disfrutando más que nunca en una pista de tenis y eso es una gran noticia para los amantes de este deporte.