"No cambio mi opinión. Siempre es el favorito en los torneos sobre arcilla", declaró Dominic Thiem este domingo, frente a los medios de comunicación presentes en la sala de prensa del Real Club de Tenis Barcelona luego de haberse coronado en el Barcelona Open por primera vez, que significó el 13° título de su carrera. El número total de su palmarés queda pequeño si se menciona que Rafael Nadal, a quien hace alusión el austriaco con su declaración y a quien derrotó en las semifinales del evento, levantó once veces el trofeo de Conde de  Godó, al igual que el del Masters 1000 de Montecarlo y el de Roland Garros. Esos datos le otorgan credibilidad y sustento a la declaración del actual número cinco del mundo, a pesar de que el mallorquín no haya mostrado su mejor versión en el inicio de la gira europea de arcilla.

Un día después de haberle ganado por cuarta vez en los últimos cuatro años, Thiem continuó explicando y detallando los golpes que decidió emplear para vencer al español: "Él venia de estar disputando partidos sin fallar bolas y tenía que pensar en algo diferente. Utilicé el revés cortado para sacarlo de su zona de confort y esa fue una de las claves".

Una vez terminado el interés de los medios presentes sobre el encuentro que mantuvo en las semifinales, señalo que está conforme con el rendimiento que exhibió durante la semana en Barcelona y destacó que ser el segunda austriaco en coronarse en el certamen (Thomas Muster lo hizo en 1995 y 1996) envuelve a su triunfo en un contexto magnificador: "Es un torneo especial. Significa mucho para mí. Es un honor porque sólo grandes jugadores ganan aquí. Es mi triunfo más importante en arcilla".

Las preguntas acerca del segundo Grand Slam de la temporada no tardaron en llegar. "Me encanta Roland Garros, lo he jugado bien dos o tres últimos años, pero todavía queda lejos", respondió para que no queden dudas de que no hay que apurarse y que hay que darle tiempo al tiempo.

En cuanto a las acciones de la final, Thiem remarcó que en los games iniciales sus movimientos se vieron afectados por haber enfrentado a dos zurdos (el argentino Guido Pella en cuartos de final y a Nadal posteriormente) en las dos rondas previas a su enfrentamiento contra el ruso Daniil Medvédev, quien se adelantó 3 a 0 en la primera manga: "A medida que avanzó el partido, elevé el nivel de mis golpes".

Bajo ese contexto de menor a mayor en lo que respecta al despliegue en pista, el europeo expresó que afrontará el Masters 1000 de Madrid con más autoconfianza, pero sostuvo que es consciente que en cada compromiso debe sentar las bases desde cero: "Tengo que mantener el nivel y adaptarme a las nuevas condiciones. Iré a Madrid con buenas sensaciones y buen tenis, pero hay que ir semana a semana".