David Ferrer disputó en la pista Manolo Santana de la Caja Mágica su último partido como tenista profesional. El jugador español sucumbió ante Alexander Zverev en el último partido de la segunda ronda, en dos mangas (6-4, 6-1) y tras una hora y doce minutos de encuentro.

Ambos tenistas salieron algo nerviosos, sabiendo que el partido tenía una aura especial y diferente. Ferrer y todo el público que llenó la pista central de la Caja Mágica sabían perfectamente que este podía ser su última aparición. Pero el español se sacudió enseguida la presión y logró una primera ventaja de 4-1 a su favor. La alerta hizo reaccionar a Zverev, que se olvidó de todos estos componentes y comenzó a desplegar su juego hasta el punto de darle la vuelta al marcador y llevarse este primer set con un parcial de cinco juegos consecutivos.

Fue un golpe duro para Ferrer, que se vio por un momento con opciones reales de dar la sorpresa ante el número 3 del mundo. Pero Zverev ya había puesto la directa y en el segundo parcial apenas hizo concesiones. El alemán alargó el parcial del set anterior y se puso rápidamente con un 4-0 a su favor que dejaron el partido visto para sentencia. Entonces Ferrer, sabiendo que la remontada era casi impensable, trató de disfrutar al máximo los últimos juegos del partido y de su carrera profesional. El público también puso de su parte, ovacionándole antes de realizar su último servicio del partido.

El triunfo de Zverev, que se medirá en la siguiente ronda al polaco Hubert Hurkacz, sirvió para dar paso al momento más esperado, el último homenaje al tenista de Jávea. Acompañado por su familia, al alicantino se le recordaron todos y cada uno de los hitos que consiguió durante los 20 años de su carrera profesional. Fue sin duda la mejor forma posible de cerrar la trayectoria de uno de los mejores tenistas españoles de la historia del tenis.