Ya lo había hecho al proclamarse campeona hace dos semanas en Roland Garros, pero Ashleigh Barty no se conforma. La tenista australiana tendrá una nueva cita con la historia mañana domingo en la final del WTA Premier de Birmingham, torneo que se disputa sobre superficie de hierba y dotado con más un millón de euros en premios. Su triunfo en la primera semifinal del cuadro individual frente a la checa Barbora Strykova, número 51 del ránking mundial, por un doble 6-4 en una hora y 24 minutos de juego, la permiten, no sólo poder sumar su tercer título del año y el sexto de su carrera, sino lo más importante, sobrepasar en la cima del tenis femenino a la japonesa Naomi Osaka, cosa que hará si finalmente se corona en la ciudad inglesa.

24 golpes ganadores para Barty, once saques directos entre ellos, y un 83% de puntos ganados con primer saque

Su victoria frente a la siempre correosa jugadora checa, que la otorga una plaza en su cuarta final de 2019, no hace sino demostrar que ahora mismo, la tenista de Ipswich es la rival a batir en el circuito. Domina todos los registros del juego en cualquier superficie, desde la lentitud de la tierra batida hasta la rapidez del césped, pasando por la dureza del cemento. Además, su increíble temporada (35-5 hasta el momento) también se ve reflejada en su confianza a la hora de afrontar situaciones de partidos complicados, como hoy ha sido el caso frente a Strykova. La centroeuropea, otra todoterreno capaz de dar el máximo en cualquier lugar, tuvo claras opciones de derribar el sueño del número uno del mundo de Barty. Fue la que más opciones de 'break' dispuso, un total de cinco, por cuatro de su rival, pero el mayor aplomo del que goza en estos momentos la australiana, que ha conseguido lo más difícil en el deporte, el ganar como hábito natural, la permite marcar la diferencia en los momentos cumbre y lograr una victoria en dos sets que quizá en otro momento hubiese perdido. 

Del 2-1 inicial para Strykova, se paso al 4-2 favorable a Barty, que supo gestionar al máximo su ventaja para poner el 6-4 a su favor en el primer set. En el segundo, la checa aguantó algo más, pero al final, la segunda cabeza de serie del cuadro logró su propósito en el noveno juego (5-4), con una rotura de servicio decisiva con la que puso fin al partido en el juego siguiente. De este modo, está tenista de 23 años que, no olvidemos, estuvo dos años sin tocar una raqueta para dedicarse al cricket, no parece verse afectada, de momento, por la tan temida resaca del éxito que han sufrido otras compañeras suyas como la citada Osaka, Halep o la propia Muguruza. Mañana, ante la ganadora del Julia Goerges-Petra Martic, podría culminar su imparable ascenso hacia el número uno del mundo y suceder así, a Evonne Goolagong, la única compatriota que sabe lo que es reinar, brevemente eso sí, en el circuito femenino desde la introducción de las listas en el año 1975