La actual número uno del mundo todavía no pudo defender su título en Roland Garros, porque todas las competiciones del tenis no han podido disputarse desde mediados de marzo.

Ashleigh Barty sabe que Wimbledon se ha cancelado, pero aún está atenta a lo que pueda suceder con el US Open (Abierto de Estados Unidos), cuyo inicio está programado el 31 de agosto.

“Tengo preocupaciones. Entiendo que hay cierta impaciencia por parte de los torneos, pero la prioridad debe ser garantizar la seguridad de todos”, dijo la australiana a la Associated Press. En los mismos términos se expresaron recientemente el serbio Novak Djokovic, el español Rafael Nadal y la estadounidense Serena Williams.

Esta semana se espera una decisión de la American Tennis Association (USTA) sobre la conveniencia de organizar el torneo en Nueva York desde agosto. Estados Unidos ha registrado miles casos de contagios y muertes por causa del nuevo coronavirus, revelan datos oficiales.

“Todavía tengo problemas para entender cómo se organizaría el torneo. No puedo esperar para volver y jugar, pero primero debemos asegurarnos que sea seguro hacerlo, no solo para mí, sino para mi equipo”, detalló la tenista.

Barty no ha jugado  desde su derrota en semifinales ante Petra Kvitova en el Abierto de Qatar a fines de febrero. Esto siguió a su primer título en casa en Adelaide en enero y su semifinal en el Abierto de Australia.

Difícil establecer metas

Mientras se pasa entrenando tenis y jugando golf en su casa, ubicada en el estado de Queensland, Barty admite que es difícil aventurarse y mucho menos fijarse objetivos deportivos a corto, mediano y largo plazo ante la pandemia que afecta al mundo.

“Es difícil establecer metas, eso es seguro cuando todavía no sabemos realmente cómo será el resto del año. Hay tantas preguntas fuera de nuestro control. Cuando tengamos cierta certeza sobre el resto del año, mi equipo y yo nos sentaremos y estableceremos algunas metas para nosotros mismos”, explicó.

Fronteras cerradas

Australia, el país de Barty, cerró sus fronteras internacionales en marzo y aún existen restricciones nacionales para viajar y estrictas regulaciones de distancia física, aunque se está llevando a cabo el desconfinamiento. Se han registrado más de 100 muertes y cerca de 7.500 casos de COVID-19, sin embargo los números de contagios está disminuyendo.