Pese a que se han incorporado, tarde eso sí, a los nuevos tiempos del Siglo XXI con la incorporación de luces artificiales y el techo retráctil recién construido y estrenado sobre su pista principal, la Philippe Chatrier, Roland Garros sigue teniendo el inconveniente de la lluvia, este año con más razón ya que en esta época del año es prácticamente diario ver cielos grises con mucha probabilidad de lluvia.

Pese a las modernizaciones y las mejoras, este Roland Garros tan atípico iba a estar muy condicionado por el clima tan frío y húmedo, además de por la lluvia obviamente y en el décimo día de competición se iban a posponer para el día siguiente los primeros partidos de esta nueva edición. Además de los partidos de dobles y de los junior, el único partido individual condicionado por este factor meteorológico fue la última batalla femenina que quedaba por disputarse de octavos de final.

Ons Jabeur | Foto: Jimmie 48 Photography
Ons Jabeur | Foto: Jimmie 48 Photography

El duelo entre la tunecina Ons Jabeur, trigésima favorita, y la estadounidense Danielle Collins, verdugo de Garbiñe Muguruza, tuvo que ser pospuesto. Una decisión que creó muchas discrepancias ya que este duelo debía disputarse en la pista Suzanne-Lenglen justo antes del choque entre el español Pablo carreño y el sorpresivo alemán Daniel Altmaier, partido que se traspasó a la pista Philippe Chatrier en el último turno del día.

Pese al favoritismo de la tenista tunecina, última oponente por cierto de la ya retirada Caroline Wozniacki en este Open de Australia (qué lejos parece que queda), la jugadora estadounidense goza de una gran capacidad para colocar tiros ganadores y crear problemas a sus rivales. Por su parte, Jabeur, es una tenista muy sólida de mucho talento y con un tenis un tanto antagónico a lo que se ve actualmente, pues tiene grandes dotes para usar el golpe cortado y la dejada, unos recursos tremendamente válidos para este Roland Garros.

Collins impone con claridad su estilo

La expectación era máxima. Frente a frente, dos estilos prácticamente contradictorios. En el primer set se observaron esas diversas armas de ambas tenistas. Collins, a base de potencia y mucha exaltación, fue comiendo el terreno y el tenis talentoso e ingenioso de la jugadora tunecina. La estadounidense se mostró tremendamente activa y motivada, dirigiéndose continuamente hacia su banquillo, con Nicolás Almagro como entrenador.

Sorprendentemente, los breaks, algo muy cotidiano en el tenis femenino, dejaron el protagonismo a la solidez al servicio, y por ende, la igualdad en el marcador. Collins, mostrando que estaba un pequeño peldaño por encima, se colocó con sus dos primeras pelotas de break que se fueron por el retrete tras el buen hacer de Jabeur. Pese a ello, en el siguiente turno al resto volvió a disfrutar de bolas de break que por consiguiente serían de set, un set que terminaría llevándose.

Danielle Collins | Foto: Jimmie 48 Photography
Danielle Collins | Foto: Jimmie 48 Photography

Un partido nuevo

La lluvia comenzó a llegar y la organización del torneo decidió cerrar el techo. Paradójicamente, el partido no se paró. Los mandatarios del torneo tomaron la decisión de no detener la actividad, decisión provocada, en gran medida, por el apretado orden de juego de hoy, y el choque se siguió disputando mientras el techo retráctil cubría la pista central del complejo parisino.

Las condiciones tan pesadas de la pista, en un principio, se adaptaban mejor a la trigésima cabeza de serie. Sin embargo, fue Collins quien mejor supo adaptarse a este factor, mermando así a una Jabeur que no conseguía encontrar soluciones. El partido de la tenista estadounidense estaba siendo inmaculado hasta que llegaron los primeros errores de bulto.

Tras disfrutar de un 6-4 3-0 a su favor, Collins regaló el contrabreak a la tunecina que consiguió encontrar soluciones. A partir de ese momento, Jabeur fue otra jugadora, mucho más reconocible, y logró desesperar a una Collins que convertía los "C'Mon!" y los "Let's Go!" en continuos gestos de contradicción tras ver cómo el partido había cambiado completamente en unos minutos.

Ons Jabeur | Foto: Jimmie 48 Pghotography
Ons Jabeur | Foto: Jimmie 48 Pghotography

Jabeur logró ponerse por delante. Mantuvo la serenidad, pese a que Collins seguía peleando y luchando aún yendo por debajo en el marcador tras haber estado a tres juegos de ganar el partido, y devolvió a su rival el mismo parcial que encajó en la primera manga. Llegadas a este punto, todo se iba a jugar a una carta. Una carta ganadora que parecía tener Jabeur observando los últimos instantes del partido.

Una montaña rusa de la que Collins se bajó a tiempo

Si bien en el primer set los breaks no aparecieron hasta el décimo juego, en los primeros compases del tercer y definitivo parcial se sucedieron cuatro en los primeros cuatro juegos. El choque comenzaba a entrar en una batalla mental de la que saldría victoriosa aquella que consiguiese encontrar un poquito de regularidad y poner tierra de por medio en el marcador.

La quinta rotura estuvo a punto de sucederse, pero la estadounidense logró remontar un 0-40 al saque para hacerse con el juego. En alza, Collins quebró el servicio de Jabeur, pero la tunecina consiguió recuperar la desventaja y colocar así el partido al filo del alambre donde un mínimo error podría condenar a cualquiera de las dos jugadoras.

Danielle Collins | Foto. Jimmie 48 Photography
Danielle Collins | Foto. Jimmie 48 Photography

Y el error llegó cuando menos era el momento para cometerlo. Una doble falta de Jabeur dejaba en bandeja de plata el triunfo a la estadounidense. Una derecha a la red daba el pasaporte a Danielle Collins a los cuartos de final de Roland Garros donde chocará con su compatriota Sofia Kenin. El resultado final fue de 6-4 4-6 y 6-4 en un partido que duró casi dos horas de duración.