Rafa será eterno. O Rafael, como le gusta llamarle su tío y entrenador Toni Nadal. Nunca morirá porque sus récords, sus bananas shots, con ese topspin tan característico, sus passing, y su tenis en general quedarán en nuestra memoria. En nuestro recuerdo. Pero sobre todo nunca nos olvidaremos del Genio de Manacor por su forma de perder -eso lo hace poco-, y por su forma de ganar. Por su clase, su elegancia, su fair play con los rivales, con el público, con los jueces de silla y línea, con los recogepelotas... Ejemplo. Decía que pocas veces le derrotan. En casi diez años de profesional Rafa Nadal ha perdido en tierra batida sólo 21 partidos. Y ha ganado 292 veces. Un 93.9 % de victorias en polvo de arcilla, de ladrillo. Brutal. 43 títulos sobre esta superficie. A sólo tres del argentino Guillermo Vilas. Al que superará, claro. Y lo que es más importante que todo esto: ocho veces ha mordido la Copa de los Mosqueteros. El Grand Slam de la tierra. Ocho victorias en nueve participaciones. Ocho de ocho en finales. Sólo una derrota en 60 partidos... Todos le miran desde muy lejos. Hasta el mítico Borg...

Pero Rafa no sólo sabe jugar y ganar en la pista marrón, también lo hace en dura, hierba, moqueta... Por eso tiene ya 12 GS, y hasta el Golden Slam (los cuatro grandes más el oro olímpico). Casi 60 títulos individuales, varias Copas Davis... y 27 años. Sólo le falta la Copa Masters. La pregunta es si podrá convertirse en el mejor tenista de todos los tiempos, algo que actualmente sólo Federer sabe lo que es. Está a 5 GS de Roger y en el balance particular, en el head to head, Nadal gana 20-10 a 'Mr. Perfect', al maestro suizo. En sus duelos directos…

Será eterno el bravísimo tenista español. Orgullo para todos. Ejemplo de todo. Superación. Símbolo universal del deporte. En el podio de los elegidos de la historia. Porque Rafa emociona al mundo con su lucha, con su trabajo, con su sonrisa, con sus lágrimas. Porque dignifica el deporte. El himno español ha sonado en París, en Londres, en Nueva York, en Melbourne, en Pekín, en el mundo entero. Y ha sonado por Rafa, por Nadal. Y volverá a sonar y nos volveremos a emocionar todos con él... Vamos Rafa!

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