Novak Djokovic se mete en la final del Masters 1000 de Roma tras derrotar en la penúltima ronda a Milos Raonic (6-7, 7-6 y 6-3). El tenista serbio tuvo que esperar, pacientemente, que la virulencia en los servicios del canadiense disminuyese para meterse de lleno en la lucha por una de las plazas para la final en el Foro Itálico

Djokovic, que comenzó el encuentro algo dubitativo con su juego, aguantó las acometidas de Raonic en los compases iniciales e impidió que el cañón del número diez del mundo acabase con toda opción de victoria. Con 5-6 en el primer parcial, Novak salvó un punto de set pero, en la muerte súbita, nada pudo hacer para evitar que el gigantón de Podgoritsa se adelantase en el marcador. Raonic, acompañado por su servicio letal cuajó unas estadísticas demoledoras en el primer set: 79% de puntos ganados con el primer servicio y ocho saques directos en su haber

Reacción de campeón en la Centrale

Con la necesidad patente de llevarse los dos siguientes parciales para poder meterse en la final, Djokovic optó por ceder un par de metros más en sus restos para avistar mejor los raquetazos del canadiense -llegó a servir a 235km/h-. El número dos del mundo llevó el encuentro de nueva su terreno, al de la brega y allí, donde más domina Raonic, se adjudicó el segundo parcial. Nueva muerte súbita pero con un añadido extra: el canadiense acababa de dar esperanza al peor rival posible.

En el tercer y definitivo set, Djokovic comenzó arrasando -al mismo nivel que en sus mejores momentos ante Philipp Kohlschreiber​ y David Ferrer y, en un abrir y cerrar de ojos, provocó la segunda rotura sobre el  servicio de Raonic en todo el encuentro. Allí, en ese terreno que sabe controlar como nadie, hizo el partido suyo. Ese break inicial le valió para meterse en una nueva final en el Masters 1000 de Roma

Nole camina hacia su 19º Masters 1000

El rival de Djokovic en la final de mañana saldrá del duelo entre Rafael Nadal y Grigor Dimitrov (20:00 horas). El serbio buscará su tercera corona en Roma y su 19º Masters 1000 en uno de sus torneos preferidos. Olvidado ya de las molestias que le apartaron del Mutua Madrid Open, el número dos del planeta no teme a nadie en la antesala de Roland Garros.