El torneo internacional del tenis por antonomasia, la Copa Davis, comienza una nueva edición este fin de semana. Los mejores jugadores del circuito recibieron la llamada a filas de sus respectivos países y, después de saldar con más y menos fortuna sus compromisos individuales, contestaron a la llamada y se pusieron al servicio del deber. Los combinados de Bélgica y Croacia tuvieron que coger el teléfono para convocar a los mejores tenistas nacionales para el enfrentamiento.

Equipos

Analizando las dos selecciones, empecemos por la local. Bélgica hizo una destacada actuación en la pasada edición de la Copa Davis alcanzando una final que perdió contra la Gran Bretaña de Andy Murray. El torneo en general fue destacable y meritorio para una selección que combina la experiencia con la juventud. En esta edición parten como segundos cabezas de serie en el cuadro final y acogen la primera eliminatoria que se jugará en Lieja sobre tierra batida y en pista cubierta. Para combatir a los croatas, el capitán belga, Johan Van Herck, ha decidido llamar a filas a: David Goffin, Kimmer Coppejans, Ruben Bemelmans y Artgur De Greef. El equipo es eminentemente joven, el más “veterano” es Bemelmans con veintiocho años, y sin una pareja de dobles clara. El equipo, en comparación con el que jugó la final, es muy similar y solo cambia la baja obligada por lesión de Steve Darcis al que sustituye el novel De Greef. La baja de Darcis, jugador más experimentado y buen doblista, la notarán los belgas sobre todo en la parcela del juego por parejas. Es un dato a destacar que del equipo flamenco solo David Goffin, decimosexto en el ranking, está entre los cien mejores tenistas a día de hoy.

El banquillo visitante en Lieja lo ocupará el equipo croata. Los del este de Europa, capitaneados por Zeljko Krajan, llevan un equipo más experimentado y con tres de los cuatro jugadores en el top 100. Los nombres que anunció Krajan para la convocatoria son: Marin Cilic, Borna Coric, Ivan Dodig y Marin Draganja. Todos ellos son jugadores con larga trayectoria en el circuito que necesitan poca presentación. Marin Cilic, número uno de su país, y Borna Coric, joven promesa mundial, son los que están llamados a comandar las batallas solitarias que deparará la eliminatoria. Para jugar dobles, salvo sorpresa, se cuenta con la pareja que presumiblemente formarán Ivan Dodig y Marin Draganja, siete y quincuagésimo sexto en el ranking de dobles respectivamente. La convocatoria croata es más completa que la presentada por Bélgica.

Enfrentamiento

La lucha estará reñida. Bélgica tiene el contratiempo de la lesión de Darcis que estaba llamado a jugar un partido de individuales y el de dobles. El partido de los número uno, Goffin contra Cilic, es imprevisible, pero el resto de partidos, a priori, sonríen a los croatas. La baza con la que cuentan los flamencos es la tierra batida ya que sus rivales son más de jugar en pista dura. El hándicap será la veteranía y experiencia en grandes torneos de sus rivales y, sin duda, el talón de Aquiles belga pasa por resolver el entuerto del partido de dobles. El país que gane este enfrentamiento se enfrentará en la segunda ronda al campeón resultante de la eliminatoria que disputaran contemporáneamente Estados Unidos y Australia.

Viendo lo visto está complicado que los belgas repitan el resultado del pasado año. El equipo arlequinado que tendrán en frente es muy potente, pero también es cierto que son jugadores que pecan en exceso de la irregularidad. Si se juntan las condiciones propicias: un mal día de los rivales, un público hostil y una superficie no predilecta, los belgas pueden dar una sorpresa más a nivel mundial y rescatar los tres puntos necesarios para pasar a la siguiente ronda en el torneo internacional, pero el nivel y el ranking de sus rivales es superior y no será fácil preparar la tormenta perfecta que quieren para la batalla. Cilic, Coric y compañía quieren usar como válvula de escape la Copa Davis en vista de la irregularidad con la que han iniciado la temporada los croatas y, además, esa válvula de escape, nada más y nada menos que la Copa Davis, puede ser el motivo de orgullo de un país que ha encomendando en las raquetas de estos tenistas la misión belga. 

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