No hay mejor gesto que el que ha hecho suyo Stan Wawrinka para explicar la evolución del suizo desde la segunda línea del tenis mundial hasta la cima. Dedo índice señalándose la cabeza; signo de identidad de un jugador que se ha encontrado con rivales de mucho talento en el circuito pero que sabe que su oponente más peligroso es él mismo. Stan superó sus miedos ante Nishikori al igual que neutralizó las dos bolas de partido de las que dispuso Evans en tercera ronda. Porque el de Lausana sabe que no es preciso jugar bien siempre para saber ganar y que no hay mejor receta para el éxito que una actitud constructiva y optimista en pista.

Tras el esperpento protagonizado por Djokovic y Monfils, el hambre de espectáculo se palpaba en el ambiente del jubiloso público de Flushing Meadows. El duelo entre dos tenistas no especialmente carismáticos no parecía contribuir a abandonar el desasosiego generado por la primera semifinal, pero tanto Kei como Stan se afanaron por dar un buen espectáculo y lo consiguieron, aunque no exento de vaivenes tenísticos y emocionales realmente destacados.

A Wawrinka le costó calentar motores

Los primeros compases del encuentro fueron todo un clásico, un típico tanteo entre dos jugadores que no se deciden a poner toda la carne en el asador desde el principio y que son conscientes de que el partido será largo. El simulacro finalizó en el quinto juego, cuando Nishikori aprovechó la lentitud de piernas de Wawrinka para robarle el saque.

Kei Nishikori en US Open 2016. Foto: zimbio
Kei Nishikori en US Open 2016. Foto: zimbio

El suizo se mostraba displicente y sus errores por el lado del revés eran constantes, evidenciando malos desplazamientos por ese lado de la pista. Nishikori puso una marcha más con su servicio y neutralizó un atisbo de reacción del suizo en el décimo juego, para cerrar el primer set con mayor facilidad de la esperada.

Break de Wawrinka en el duodécimo juego del segundo set, tras remontar situaciones adversas

Pero la dinámica cambió radicalmente en el segundo parcial. Nishikori tomó riesgos innecesarios y cometió numerosos errores, permitiendo que Wawrinka fuera tomando temperatura al partido progresivamente, con el peligro que ello conlleva. Y es que si el suizo encuentra su lugar sobre la pista se puede convertir en una pesadilla para su rival. Ambos se rompieron el saque y tuvieron alternativas para escaparse en el marcador pero fue el helvético el que daría el zarpazo definitivo en el duodécimo juego, rompiendo el saque de su rival e igualando el choque.

Esto relanzó en confianza a Wawrinka, que comenzó a repartir el juego con maestría y arrebatar la iniciativa a un Nishikori relegado varios metros por detrás de la línea de fondo. El nipón no tenía más argumentos que el coraje y los errores de Stan y con eso no se gana un partido de este nivel. Vio cómo se le escapaban el tercer y cuarto set sin encontrar ninguna solución al despliegué técnico y táctico de Wawrinka.

Paso libre a otra gran final para el suizo, que cuenta sus comparecencias por victorias. Campeón en Melbourne y París, Stan podría acercarse a la cúspide si logra ganar también en Nueva York. Parece una ocasión manifiesta para ello, a tenor del rendimiento visto en Novak Djokovic. La final se celebrará el domingo a las 22:00 hora peninsular española.