Que Stan Wawrinka tiene sus objetivos contundentemente estructurados en la cabeza, es un hecho patente en la noche de ayer. Ante el inminente monopolio tenístico que ostentan el Big Four los Grand Slam no están al alcance de todas las raquetas, pero las esporádicas estocadas a Djokovic, Federer, Nadal o Murray saben a gloria a cualquier profesional. En esta ocasión, su revés pasará a la historia como uno de los pocos capaces de trastocar a los cuatro mejores del mundo.

Aunque el tenista de Lausana es consciente de que nunca formará parte de ese selecto grupo, puede presumir de que al menos se retirará de las pistas con tres títulos de los cuatro grandes bajo el brazo (estos ya descansan en su vitrina personal). El suizo puede enorgullecerse de haber igualado a personajes como su antecesor en la tabla Andy Murray (con tres títulos), pero también de dejar atrás a Juan Martín del Potro, Andy Roddick o Lleyton Hewitt (que cuentan con un solo grande en su palmarés).

Wawrinka conseguía tocar techo esta temporada en un Masters 1000 con las semifinales de Canadá, y no pudo defender la totalidad de los puntos en Roland Garros

El cómo se fraguó esta victoria frente al serbio, será un secreto bajo llave entre Stan Wawrinka y su entrenador Magnus Norman por siempre. “Sé que este año no jugué mi mejor tenis, pero al final recuperé las mejores sensaciones y eso es lo que cuenta”, declaraba el suizo durante su rueda de prensa posterior al final del encuentro con Djokovic. Sin embargo, al de Lausana se le ve disfrutar mucho más empuñando su raqueta.

“Lo importante es que me encuentro bien físicamente”, incidía, aunque el incremento de exigencia estas temporadas le está pasando factura psicológica. Para él un trofeo de Grand Slam había sido tradicionalmente un completo tabú, algo inaccesible. Por lo que en su primera final australiana contra Rafael Nadal el número tres solo deseaba realizar un buen choque y dejar gratas sensaciones. Pero ha día de hoy la situación ha cambiado y no todo fue felicidad en los momentos previos al encuentro contra "Nole".

“Antes de la final estaba muy nervioso, temblaba como nunca en el vestuario e incluso me he puesto a llorar”, indicaba a los medios de comunicación presentes en una sala a rebosar. Totalmente embriagado por el éxito sobre el cemento de Nueva York, Stan Wawrinka aseguraba que la derrota de Djokovic se ha fraguado por su mayor tiempo sobre el terreno de juego. “Gracias a Novak estoy donde estoy hoy. Durante las dos últimas semanas jugué muchas horas las cuales tuvieron su compensación”, aseguraba ante las cámaras y los periodistas.

El suizo posee cinco victorias frente a las 19 de Djokovic desde 2006

La regularidad no es el punto más fuerte de Wawrinka. De hecho, la proporción de disputas contra el tenista serbio no es la más exitosa, pero le ha vencido en eventos importantes como la tierra batida de París y hace unas horas en Flushing Meadows. “Ganar el Abierto de los EEUU, al igual que los dos torneos anteriores a partir de los 28 años es una gran compensación a todo el esfuerzo que realizo cada vez que estoy en la pista. Estas en otra final, no eres tan joven y no quieres perder la oportunidad de ganar”, señalaba.

A día de hoy, el lausanés encadena once finales consecutivas levantando el trofeo, algo que le permite soñar de cara a los Masters 1000 de Shanghái y París y su cuarta participación en el ATP World Tour Finals desde que inició su carrera en 2005. No sin antes disfrutar de un merecido descanso previo.