La potencia es el denominador común del actual tenis femenino y si observamos las jugadoras que encabezan el ranking WTA tienen como seña de idéntidad dicha cualidad, mientras otras jugadoras tratan de contrarrestrar ese juego agresivo con unos recursos más propios de épocas pasadas de este deporte. Durante los últimos cinco años, los Grand Slams han sido monopolizados por jugadoras de este nuevo perfil de juego. Sin embargo, la década pasada con la llegada de los golpes planos y a las líneas hubo una jugadora de un perfil radicalmente contrario que frenó el auge de este nuevo tenis que hoy vivimos y disfrutamos. Su nombre es Justine Henin y consiguió mantener a raya a jugadoras como Maria Sharapova, Serena Williams y Lindsay Davenport. 

Un sueño cumplido 

La belga nacida en junio de 1982 en la ciudad de Lieja deslumbró al mundo del tenis con la clase y la serenidad por bandera, y con un revés a una mano que maravilló a leyendas del tenis como John McEnroe. Su legado de 45 títulos, entre los cuales destacan 7 entorchados de Grand Slam, le han servido para ser introducida en el Tennis Hall of the Fame el pásado sábado junto con el tenista rusa Marat Safin. Justine se convierte en la primera tenista belga en formar parte de este registro y pone el broche de oro a una carrera que tristemente fue truncada por culpa de las lesiones. 

La historia de Justine Henin comenzó en su tierra ganando el torneo de Amberes en 1999. Aquella niña con tan solo 17 años se iniciaba en el tenis con ilusión y también con la ambición de ganar Roland Garros, y eso se lo debe a su gran referente, Steffi Graf, a la que iba a ver cada año al torneo parisino. Su sueño tardaría en llegar cuatro años más tarde venciendo en la final a su compatriota Kim Clijsters, sueño que repetería tres veces más (2005-2006-2007). Justine, por su cualidades, ascendió en el ranking gracias a sus grandes actuaciones en la tierra batida, aunque en sus dos primeros años de carrera ya había ganado algún título sobre todas las superficies. 

La primera década de siglo fue un periodo en el que convergieron tenistas poderosas y jugadoras que seguían apostando por la genialidad de sus muñecas. Por entonces, se juntó con tenistas como las hermanas Williams, Maria Sharapova, Amélie Mauresmo, Kim Clijsters, Lindsay Davenport o Svetlana Kuznetsova, con las que mantuvo auténticos partidos para la historia. 

Henin besando su primer título de Roland Garros en 2003 | Foto: tennismoods.blogspot.com

Justine nunca pensó en abrise paso en un mundo con tanta competencia, pero la verdad es que encadenó cuatro años absolutamente espectaculares entre 2003-2007 que le llevaron a estrellato del tenis mundial. Ese año 2003 no solo se quedó en la conquista de Roland Garros, sino también se hizo con el título del US Open en Nueva York, certificando así su segunda major de su carrera. Pero si Justine tuviera que quedarse con un año de su carrera se quedaría con el 2004, cuando ganó en Australia y se hizo con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas. En los siguientes años se hizo con otros dos Roland Garros y un US Open, alcanzando un total de siete Grand Slams. 

A todo esto hay que añadir sus 117 semanas que estuvo como número uno mundial y los dos Tour Championship (el torneo de maestras). La jugadora nacida en Lieja, a pesar de su destreza y lucha en la pista, nunca pudo levantar la copa de Wimbledon en las dos oportunidades de que dispuso (2001-2007), cayendo en sendas finales ante Venus Williams y Amélie Mauresmo respectivamente. No obstante, esto no empaña su carrera plagada de éxitos. 

En 2008, siendo número uno del mundo, Justine Henin convocó una rueda de prensa en el club de tenis de Limelette donde anunció su retirada con efecto inmediato del circuito argumentado cansancio y fatiga acumulados durante los años de competición. Esta noticia sorprendia al mundo del tenis por la temprana edad con la que la belga anunciaba que dejaba las pistas de tenis (26 años). "Este es el final de una maravillosa aventura, pero es algo que he estado pensando durante mucho tiempo", concluyó Henin en su despedida del tenis, en la que estuvo acompañada por un emocionado Carlos Rodríguez, su entrenador. 

Henin anuncia su despedida definitiva 2010 | Foto: womentennisblog.com

Vuelta en 2010 gracias a Federer y retiro definitivo

Si bien su despedida del tenis sorprendió, su regreso dejó indiferente a muchos más. Justine Henin decidió volver a las pistas dos años más tarde gracias a Roger Federer gracias al triunfo de este en Roland Garros en 2009, lo que le transmitió ilusión y ganas de volver a golpear a una bola. En su regreso añadió a su palmarés los que son su dos últimos títulos de su carrera: Sttutgart s´Hertogenbosch, y consiguió una meritoria final en el Open de Australia donde cayó eliminada por Serena Williams, a la que cedió el testigo de absoluta dominadora del circuito femenino.

En Roland Garros y Wimbledon cayó a las primera de cambio, y en su partido ante Kim Clijsters en la hierba londinense sufrió una caída y se lastimó el codo, por lo que se tuvo que someter a varias operaciones y dijo adiós al resto de la temporada. Lo que ella no sabía es que esa lesión sería la causa de su retirada definitiva del tenis. El 26 de enero de 2011 Henin dijó adiós al tenis en una carta. "Los exámenes médicos son claros y los médicos también, mi codo está demasiado estropeado y es demasiado frágil como para seguir ejerciendo mi pasión y mi oficio al más alto nivel", afirmó la belga. 

Henin dice adiós a su carrera por una lesión de codo en Wimbledon | Foto: puntodebreak.com

¿Y ahora qué es de Justine Henin?

En 2007, decidió abrir una academia en la cual transmitir la experiencia y conocimientos recogidos durante sus años como profesional. Hoy día la exjugadora de 34 años está centrada en su academia de tenis, Justine Henin Academy, situada en su ciudad natal. Los valores del respeto por los rivales, la lucha, el sacrificio y la ilusión son los que transmite a sus pupilos.  

Este es el lema de la academia: "To get the best of himself, the individual must engage fully in what he control. However, the result cannot be contained. The only parameter of the "performance" that can be controlled is the process that led him to make the most of yourself the day D"

(Para conseguir lo mejor de uno mismo, uno debe aferrarse a lo que controla. Sin embargo, el resultado no puede controlarse. El único parametro que puede ser controlado es el proceso que lleva a sacar lo máximo de ti mismo el día D)

Además también participa como comentarista en la televisión francesa y belga comentando algunos torneos del circuito profesional.