El trabajo diario y sacrificio constante al final tiene su recompensa. Sara Sorribes-Tormo lleva años viviendo en la sombra de las grandes estrellas del tenis femenino, eclipasada incluso por la emergente Paula Badosa, gran promesa del tenis español reconocida por el gran público. Pero la castellonense es una jugadora discreta, que hace del trabajo su ley y que sabe que el camino a la gloria es largo y requiere de paciencia.

Ostenta condiciones idóneos para llegar lejos pero no se deja llevar por la presión. Su rendimiento en 2016 está siendo más que notable, con dos títulos ITF en su haber y escaramuzas prometedoras en eventos WTA. La ausencia de lesiones ha permitido a la castellonense tener una continuidad en su juego importante que le está acercando al top-100, gran objetivo de Sara.

Sorribes-Tormo vence a sus miedos

Nunca es fácil enfrentarse a una jugadora de referencia en el tenis actual, como es la gala Kristina Mladenovic. La campeona de Roland Garros en dobles femenino está entre las 40 mejores del mundo y partía como seria candidata al título en Seúl. Eso pareció darle cierto miedo escénico a la española, que cuajó un primer set plagado de errores no forzados.

Los nervios condenaron a la de Vall d´Uxó a perder de manera contundente el primer set, pero Sara se desperezó de la presión. Comenzó a tirar con más tensión y aprovechar la bajada de intensidad de Mladenovic. Sorribes-Tormo adquirió la iniciativa del partido y se metió en pista, dominando el juego y dando una exhibición de coraje.

En cuartos de final se enfrentará a Patricia María Tig

Se hizo con el segundo set de manera contundente, y supo apretar los dientes en el tercero, cuando más apretaba la francesa. Y es que Mladenovic llegó a ir break arriba en el marcador en el set definitivo, pero Sara le dio la vuelta al marcador y cerró el encuentro con su saque, haciendo gala de un aplomo impropio de una jugadora de su edad y condición.