Desde su entrada al circuito profesional Lucas Pouille ha perseguido coronarse sobre la superficie de algún torneo ATP, y este sueño se ha hecho realidad la tarde de hoy. Cediendo exclusivamente dos mangas durante su estancia en la ciudad de Metz, el joven francés ha doblegado en una hora y veinte minutos al actual número diez del mundo por 7-6 (5) y 6-2. Esto le ha permitido resarcirse de sus antiguas heridas, especialmente de su final perdida ante Fernando Verdasco en el ATP 250 de Bucarest el pasado mes de abril.

Dominic Thiem había hecho méritos para perfilarse como campeón, llegando como primer cabeza de serie del cuadro y estando avalado por sus victorias en Niza, Buenos Aires, Acapulco y Stuttgart. Sin embargo, el público de la central Patrice Dominguez del Moselle Open ha sido testigo de la sexta derrota que hace el francés a un top ten este curso, tras David Ferrer, Richard Gasquet, Kei Nishikori, Tomas Berdych y Rafael Nadal.

Ha sido un duelo de lujo, entre los nuevos valores del tenis mundial. La única vez que ambos tenistas se habían visto las caras fue en la primera ronda del Masters 1000 de Montecarlo en 2015, donde el número décimo octavo del mundo eliminó al de Wiener Neustadt por un doble 6-4. Bajo la atenta mirada de su entrenador Emmanuel Plaque, el nacido en Grande-Synthe se ha embolsado 250 puntos e intentará repetir la heroicidad durante su paso por la gira asiática.

Au revoir monsieur

Iniciaba contundentemente la defensa de su servicio el francés, atacando duramente el revés de Thiem para forzar los errores. Ambos jugadores preferían desarrollar puntos cortos, basados en la potencia y la precisión para impedir los buenos restos. Contrarrestando las mordidas que Pouille hacía cada vez que encontraba una bola corta en medio de la pista, el primer cabeza de serie apuntaba a la profundidad.

Dominic Thiem realizando una derecha en la final del Moselle Open | Fuente: ATP
Dominic Thiem realizando una derecha en la final del Moselle Open | Fuente: ATP

La actitud extremadamente ofensiva combinada con el amplio abanico de posibilidades que ostentaba Pouille, especialmente el rápido cambio de ritmo y su facilidad para posicionarse en la pista, le ha permitido mostrarse férreo hasta el final del primer set. Muy acertado en la red el de Grande-Synthe, que conseguía poner contra la pared al austriaco. Thiem no se daba por vencido y evitaba tres bolas de set, haciendo gala de su rapidez de reflejos y utilizando en varias ocasiones el passing shot ante las constantes subidas del galo.

Salvaguardando su saque Thiem impone el 5-5 y fuerza posteriormente el tie break. A priori el 4-0 que aventajaba al décimo clasificado del ranking ATP parecía consagrar el cierre de la primera manga, pero Pouille remontaba y sentenciaba por 7-5 con un servicio cortado hacia el centro de la cancha que se le atragantaba a Thiem.

Es habitual que muchos jugadores se desinflen al principio de la segunda manga cuando pierden un primer set por la mínima, pero la solidez mental de Dominic Thiem lo ha evitado. Ha intentado seguir apretando al francés a base de picaresca y contundentes rechaces desde todos los ángulos. No obstante, Pouille se ha presentado como un auténtico torbellino, desatado sobre el cemento de Metz e imposible de domar.

Ninguno ha superado el 58% de porcentaje en primeros servicios, algo extraño para dos de los mejores sacadores de la ATPPronto el austriaco cometía importantes fallos, especialmente con la volea. Se le atragantaba su principal arma (el servicio) con los restos del francés, sufriendo las primeras roturas con el 1-0 y el 2-5. Lucas Pouille tenía la iniciativa para sellar el partido, y haciendo gala de una de sus mejores facetas arrancaba el décimo ace a un rival que ni siquiera se esforzaba en devolver la bola.