No hay manera de que este chico madure. Es el pensamiento que recorre la mente de muchos aficionados al tenis, desesperados al ver cómo un talento sobrenatural puede ser tirado por la borda debido a la actitud del australiano. A Kyrgios no le gusta el tenis y se afana por hacerlo notar, con declaraciones rocambolescas y actitudes en pista muy poco apropiadas para un deportista de alto nivel.

Sin embargo, su incapacidad hasta ahora para ganar un Grand Slam que le retire del circuito, hacen que Nick tenga que continuar en la batalla del tenis profesional y parece que en Tokio quiere hacer algo importante. Comenzó su andadura ante un rival en buena forma pero no tardó en someterle con golpes espléndidos y sobrados de potencia.

Kyrgios, implacable al servicio

Es su mejor arma, de eso no cabe duda, y cuando está concentrado se antoja realmente complicado poder desbordarle. Nick estuvo inspirado al saque durante todo el partido, conectando la friolera de catorce saques directos y jugando con un 73% de primeros servicios. Fue una montaña demasiado alta para Harrison, que mantuvo el tipo en el primer set pero acabó rindiéndose a la evidencia.

Harrison no dispuso de una sola pelota de break

Y es que el estadounidenses se vio envuelto en una maraña de cambios de ritmo de la que ni siquiera su habilidad para intentar subir a la red, le permitió escapar. Ryan no aguantó el ritmo frenético impuesto por Kyrgios y acabó sucumbiendo.

El resultado final fue de 7-5 6-2 en favor del australiano, que cosecha así su pase a la segunda ronda. En ella, se verá las caras con el veteranísimo Radek Stepanek, en lo que promete ser un duelo realmente explosivo, propenso a resolverse en puntos cortos y en el que cualquier detalle puede decantar la balanza de uno u otro lado.