Nada mejor para solventar una mala racha, que un buen techo retráctil, una pista rápida y rivales no excesivamente incómodos. Eso ha de pensar Milos Raonic, despojado de la chispa en su tenis en los últimos torneos en los que acusó derrotas sonrojantes ante rivales de una entidad muy inferior a la suya. Sufrió serias molestias físicas en el US Open que le dejaron fuera en las primeras rondas, y demostró no estar recuperado física ni mentalmente en San Petersburgo, donde cayó ante Youzhny a las primeras de cambio.

Asia se erige en el lugar donde Milos ha de reencontrarse consigo mismo, y pueda ser de nuevo ese tenista temible y casi impenetrable con su servicio. En Pekín ya está en los cuartos de final, después de que su partido de cuartos tuviera que ser postergado por la lluvia y haya tenido que disputarlo en la jornada matinal.

Raonic no dio opción a Jaziri

La placidez es el concepto que puede definir mejor lo vivido por Milos Raonic en su enfrentamiento ante Malek Jaziri. El tunecino se vio sin argumentos con los que contrarrestar la solidez de Raonic, impotente ante el despliegue de saques hechos por el canadiense. Once saques directos y un 90% de puntos ganados con primer servicio, hicieron que Raonic fuera una muralla inexpugnable para su rival.

Jaziri no gozó de una sola pelota de break

El canadiense va recuperando poco a poco su mejor versión, jugando agresivo pero sin precipitarse, y encontrando los apoyos necesarios para conseguir golpes ganadores. Especialmente importante fue para Milos cerrar por la vía rápida este encuentro, ya que si la lluvia lo permite, tendrá que jugar su duelo de cuartos de final esta misma jornada. Milos requerirá de toda su fortaleza física para poder sobrevivir a una jornada que se vaticina larga e intensa.