Los títulos son el alimento del que todo jugador se nutre, y David Goffin no lo es menos. Subir posiciones en el ránking es sinónimo del trabajo bien hecho, superar los límites en Grand Slams y Masters 1000 es un reto ambicioso, pero por mucho que se consiga esto, si se termina la temporada sin un trofeo en las vitrinas, el regusto es amargo. Hay una nutrida y talentosa segunda línea de jugadores en el circuito ATP que comienzan el año con estos objetivos, y Goffin es uno de ellos.

El belga ha mejorado notablemente sus prestaciones en grandes eventos, tal y como demuestran sus semifinales en Indian Wells y Miami, y también en Roland Garros, con unos brillantes cuartos de final en Roland Garros. Asentado en el puesto decimocuarto de la clasificación mundial, el belga necesita un título que dé lustre a su palmarés. Está a solo un paso de lograrlo en Tokio.

Solidez notable de Goffin

Marin Cilic llegaba como gran favorito al torneo. El croata había jugado realmente bien en los anteriores encuentros y se postulaba como favorito al título. Sin embargo, su servicio no fluyó con la facilidad acostumbrada y eso lo pagó caro. Marin no pudo meterse en pista y dominar, teniendo que asumir demasiados riesgos para intentar sacar a Goffin de su zona de confort.

Goffin atesora los títulos de Kitzbuhel y Metz, ambos en 2014

Hubo un intercambio de breaks en la primera manga, hasta que ambos se ajustaron más al servicio. Cuando el primer set parecía abocado al tiebreak, Goffin se activó de piernas y aprovechó el hecho de que Cilic jugara con segundos saques. Rompió el servicio de su rival y adquirió una ventaja que supuso un duro golpe moral al balcánico.

No hubo mucha historia en el segundo set, siendo Cilic totalmente impotente de poner en aprietos a Goffin. El croata se mostró muy estático en el resto y no forzó ni una sola pelota de break, poniendo en bandeja el encuentro a un Goffin decidido a levantar el título. Para ello tendrá un duro escollo en la gran final: Nick Kyrgios.