Objetivo cumplido, y no uno poco ambicioso. Svetlana Kuznetsova puede sentirse más que satisfecha y orgullosa de lo realizado en este 2016. A sus 30 años y cuando parecía haber perdido algo de comba respecto a las mejores, la rusa regresó a la élite amparada en su solidez habitual y una mayor agresividad de fondo de pista. Svetlana ha demostrado poder ganar a cualquiera, y mantuvo una cierta regularidad, y más para los estándares del circuito femenino, a lo largo de todo el año.

El premio a su buen hacer llega en forma de título en casa, y ese título supone el salvoconducto para luchar con las mejores en las WTA Finals. Un tramo final de temporada impoluto y todo un sueño hecho realidad para la campeona en Sidney y Moscú este año, que engrosan su palmarés hasta los 17 títulos en categoría individual. Un mito viviente que quiere seguir agrandando su leyenda.

Kuznetsova cuajó una final perfecta

No hubo partido. Los nervios no mermaron el rendimiento de una brillante Svetlana Kuznetsova, que no parece conocer la presión. Se presentó en Moscú sin margen de error, y eso no hizo más que mejorar sus prestaciones. A medida que avanzaba el partido, su nivel de juego subía, hasta llegar a una final en la que Daria Gavrilova no tuvo ni la más mínima opción.

La australiana se había mostrado tremendamente sólida durante todo el torneo, desgastando a su rivales con su juego fiable e intenso de fondo de pista. Sin embargo, no tuvo las fuerzas necesarias para sacar a Kuznetsova de su zona de confort, y fue a remolque en todo momento. Hubo atisbo de partido igualado en el primer set, pero pronto la rusa impuso su ley para acabar pletórica.

El resultado final fue de 6-2 6-1 en favor de Kuznetsova, que celebró sobre el césped una victoria que no solo vale un título, sino también un billete a Singapur. Gavrilova no puede despedir la temporada con un título, algo para lo que ha hecho mérito en los últimas semanas.