Nada puede darse por hecho. El circuito de dobles puede erigirse en un elixir o un infierno para esos intrépidos que necesitan apostar para disfrutar del deporte. Las sorpresas se suceden y las sensaciones son cambiantes en poco tiempo. Ram y Klaasen lo están demostrando en una semana de altibajos pronunciados, en la que se impusieron con contundencia a Herbert y Mahut, números uno del mundo, cayeron ante Kontinen y Peers demostrando una flagrante y preocupante falta de energía, pero reaccionaron a tiempo para sacar del torneo a la dupla española.

La montaña rusa continuó en tendencia ascendente en unas semifinales en la que todo indicaba que la ley de gravedad hiciera que el rendimiento del estadounidense y el sudafricano bajara de nuevo. Pero no; el tenis es tan apasionante como impredecible y Jamie Murray y Bruno Soares no tuvieron las herramientas necesarias para deshacerse de esta extraña pero efectiva pareja.

Ram y Klaasen estuvieron inspirados

Todo fluyó desde los primeros compases del encuentro. Ram y Klaasen leyeron a la perfección los servicios de sus rivales, se movieron con agilidad por la pista y ganaron la red, donde se mostraron intratables. Algo tan sencillo y a la vez tan difícil como estructurar bien el juego, tener paciencia e ir minando poco a poco la moral de los favoritos.

Murray y Soares saltaron a pista faltos de intensidad. No encontraban los huecos al servicio y parecían no tener claro cuál era el camino para desbordar a sus rivales. El primer set fue una caricatura de la pareja formada por el británico y el brasileño, que intentaron reponerse en el segundo set con más corazón que cabeza.

Ram llega con la confianza que le da ser medallista de plata en Río de Janeiro en dobles mixtos 

Sin embargo, Ram y Klaasen no dudaron ni un ápice y cerraron el partido con la solidez que confiere una extrema confianza en sí mismos. 6-4 6-1 para dos treintañeros en estado de gracia y que buscan inaugurar su palmarés de grandes títulos. Les queda un escollo para ello, siendo Kontinen y Peers los rivales. Precisamente, los únicos que hicieron ver las costuras en el juego de Ram y Klaasen.