En plena madurez tenística, el británico Andy Murray está pasando por su mejor momento. A sus 29 años, el campeón de tres Grand Slam ha accedido por primera vez en su carrera a una final de Copa de Maestros, pero arrastrando mucho cansancio psicológico y un inestable estado físico. Nadie dijo que ser número uno es fácil, algo que a día de hoy el escocés está viviendo en sus propias carnes. No obstante, Murray está consiguiendo salir del paso en todos sus encuentros, por lo que hoy puede llegar a ser letal ante Novak Djokovic. Y más estando en juego el primer puesto del circuito masculino.

Después de dedicar tres horas y cuarenta y un minutos en su partido de semifinales contra el canadiense Milos Roanic, pupilo de Carlos Moyá, Andy Murray confesaba sentirse agotado. “Hoy he luchado muchísimo, al igual que a lo largo de toda la semana y que los últimos meses”, por lo que “será muy difícil recuperarse tanto física como mentalmente”, añadía.

Aseguraba que en este tipo de partidos la experiencia es un factor esencial, pero que “el público también juega su papel y ha estado entregado desde el principio”, por lo que le gusta viajar a torneos como este. “En el tercer set mi cuerpo estaba muy cansado. Ambos tuvimos nuestras oportunidades y jugamos bastante bien, pero al final di lo mejor de mí”.

La final será muy especial para el británico, que tendrá la oportunidad de poner el broche a una temporada de infarto y consolidarse como mejor tenista del mundo. “Desde la gira de hierba vengo jugando realmente bien”, por lo que “mañana voy a dar todo lo que me quede, con eso será suficiente”, indicaba a los medios de comunicación.