Partiendo como la novena cabeza de serie del primer Grand Slam de la temporada, el Open de Australia, la británica Johanna Konta hacía acto de presencia en Melbourne después de caer en las semifinales del WTA de Shenzen para a continuación conquistar el torneo de Sidney, compareciendo en el torneo australiano con ganas e ilusión, siendo capaz de derrotar en primera ronda a la belga Kirsten Flipkens sin mayores problemas, para en su segundo compromiso dar cuenta de la japonesa Naomi Osaka, quien nada podía hacer para evitar el poderío de su contrincante, que llegaba a tercera ronda para superar con facilidad a la danesa Caroline Wozniacki. En la cuarta ronda se tenía que cruzar con la rusa Ekaterina Makarova, trigésima cabeza de serie del torneo, que previamente se había deshecho en el Open de Australia de su compatriota Ekaterina Alexandrova, de la italiana Sara Errani y de la sexta cabeza de serie, la eslovaca Dominika Cibulkova.

Konta no quiere sorpresas

Sin ninguna duda Makarova había conseguido llegar hasta la cuarta ronda dejando en la cuneta a grandes rivales, por lo que Konta tendría que tener puesto en el partido toda la concentración del mundo. La británica sabía que era favorita a llevarse el triunfo, pero ni mucho menos podía confiarse en absoluto, por lo que a las primeras de cambio solventaba su primer servicio del choque para a continuación quebrar el servicio de Ekaterina e ir rauda y veloz hasta el 3-0, una cómoda ventaja con la que administrar el resto de juegos sin problemas.

Tras un juego de calma, Johanna volvería a subir su nivel al resto logrando que Makarova sucumbiera por segunda ocasión en el parcial con su servicio para irse la británica hasta un cómodo 5-1 con el que poder cerrar el primer acto con su servicio, algo que lograba como las campeonas, con un saque directo que le llevaba a conquistar la primera manga por un aplastante 6-1 que le dejaba muy cerca de los cuartos de final del torneo australiano.

Makarova lo intenta con más ganas que fuerza, pero Konta se repone fácilmente

A sabiendas de que nada tenía que perder y que por delante había mucho que ganar, Makarova conseguía comenzar el segundo parcial pisando fuerte, puesto que después de un juego para cada tenista, la rusa subía su nivel al resto para quebrar el servicio de su contrincante e ir rauda y veloz hasta el 4-1, poniendo por tanto contra las cuerdas a la novena cabeza de serie.

Poner en un aprieto a Johanna Konta no es ni mucho menos una buena idea, y es que la británica sacó toda su garra que había dejado a un lado en los primeros compases del segundo acto para no solo ser capaz de quebrar una vez el servicio de su rival, sino para hacerlo hasta en dos ocasiones y por tanto llevarse el segundo acto por 6-4, clasificándose por tanto para la antepenúltima ronda del torneo australiano, venciendo por 6-1 y 6-4 después de tan solo una hora y ocho minutos de partido. La exigencia en la siguiente ronda será máxima, dado que en su camino se cruzará con la estadounidense Serena Williams, número dos del ránking WTA.