Rafael Nadal ha vuelto. Tras unos años de incertidumbre, el balear ha vuelto a jugar con esa solidez que le convirtió en número uno del mundo. Pasión, entrega, lucha y garra es lo que demuestra en cada punto. El balear vuelve a cerrar el puño con más fuerza que nunca, conectando con el público australiano que se deleita con sus maravillosas jugadas.

En el último turno de la noche, en el Rod Laver Arena se esperaba el mejor partido de los octavos de final entre Rafael Nadal y Gael Monfils. Sobre el papel favorito el español, después de las sensaciones mostradas en los primeros partidos. En frente, Monfils un jugador correoso y complicado, pero con muchos fallos de concentración. El cara a cara entre ambos jugadores se decantaba del lado del español con un balance de 12-2. 

Nadal comienza pisando fuerte

El partido comenzaba con una bola de break para el francés que rápidamente anulaba Nadal. En el siguiente juego el tenista balear lograba romper el servicio del rival y comenzaba a llevar la iniciativa en el partido. Monfils buscaba peloteos largos, con bolas pesadas que no hacían daño a Rafa. El ex número uno del mundo no tenía problemas con su saque y se mostró dueño de la primera manga, que se llevó tras conseguir esa rotura tempranera. Nadal parecía tener tomada la medida al galo.

Rafael Nadal golpea una bola desde el fondo de pista | Foto: Zimbio
Rafael Nadal golpea una bola desde el fondo de pista | Foto: Zimbio

El comienzo del segundo parcial seguía con la misma tónica y en el primer juego Nadal rompía el servicio de Monfils. Algo tenía que hacer el francés si quería plantar batalla en el encuentro. Una serie de golpes brillantes le llevaron a hacer su primer break a favor para igualar el set a tres juegos. Cuando mejor se sentía Monfils, jugando más profundo y agresivo, Rafa se agarró a la pista para conseguir el contra break en blanco, que hundiría a Monfils volviendo a perder su servicio para poner el partido muy cuesta arriba.

Monfils se lleva el tercer parcial, pero Nadal no se viene abajo y consigue sellar su triunfo

Gael Monfils miraba y hablaba con su palco mostrando la incapacidad de poner en aprietos a un Nadal que mostró un gran nivel en las dos primeras mangas. En el tercer set, el francés decidió cambiar de estrategia. No quería peloteos largos, sacaba y voleaba o se jugaba golpes ganadores. Este juego favorecía menos a Nadal y poco a poco, Monfils parecía dar con la tecla que podía poner en aprietos a Nadal. Al final el número seis del mundo conseguía el premio y rompía a Nadal en el momento más decisivo del set. El francés sacaba para ganar la tercera manga. Cuatro bolas de rotura tuvo Rafa Nadal en su raqueta pero no consiguió cerrar en ninguna. El bleu se mostraba errático en el juego, no se encontraba a gusto con la presión. Cada bola de rotura que salvaba miraba a su grada mostrando un gesto de tranquilidad. Finalmente cerró su servicio y Monfils soñaba con la remontada épica ante el español.

Rafael Nadal no llega a una bola | Foto: Zimbio
Rafael Nadal no llega a una bola | Foto: Zimbio

La gente aplaudía. Quería más espectáculo. Los dos jugadores estaban aumentando el nivel. En el cuarto parcial se vivieron los momentos más emocionantes del partido. Monfils tenía claro que la táctica a seguir tenía que ser la del tercer set. El español fallaba dos bolas de rotura en el cuarto juego. Seguidamente perdía su servicio y ponía al francés con break a favor. Todo parecía que se encaminaba a decidir en el quinto y definitivo set. De nuevo saltó un factor inesperado en Gael Monfils, la presión. Dobles faltas, errores no forzados mostraban que el francés no se encontraba cómodo con el marcador a favor y le costaba mucho cerrar su servicio. Nadal consiguió dos puntos de garra y corazón. El español volvía a cerrar el puño y conseguir la rotura que igualaba el partido. Toda la presión caía del lado francés que tenía su saque para mantenerse en el partido. La bola quemaba y no sabía qué hacer para ganar un punto a Nadal. Monfils intentó sorprender a Rafa en la red, pero fue un error que acabó pagando con su eliminación del torneo. 

Raonic, el siguiente escollo

Victoria trabajada y de sacrificio del español. Rafa ha vuelto a saber lo que hacer en cada momento del partido. Atacar, defender, mover al rival, cada cosa a su tiempo. Ha demostrado aguantar la presión en los momentos de mayor tensión del partido. Su garra y coraje siguen uniendo al público con su juego. Todo apunta a que Rafael Nadal podrá volver a conseguir grandes cosas si continúa a este nivel.

Rafael Nadal aplaude al público | Foto: Zimbio
Rafael Nadal aplaude al público | Foto: Zimbio

El próximo rival en los cuartos de final será ante el gigantón canadiense Milos Raonic. Uno de los jugadores más en forma y candidato al título tras la eliminación de Djokovic y Murray. Carlos Moyá fue durante la pasada campaña el entrenador de Raonic, ahora se encuentra trabajando con Nadal. Un factor clave que podrá ayudar al español a frenar el juego de poco ritmo que ofrece Milos Raonic a sus rivales. 

En lo que va de año ya se han enfrentado en dos ocasiones. La primera en la exhibición de Abu-Dhabi con victoria de Rafa. La otra en el ATP de Brisbane con victoria del canadiense. Todos los partidos se decidieron en la tercera manga. Una auténtica batalla la que disputarán estos dos jugadores en la madrugada del martes por un puesto en las semifinales del Australia Open 2017.