Después de que el Open de Australia llegara a su conclusión con el triunfo de Serena Williams, el mundo del tenis femenino no se detenía, y en una semana donde las grandes tenistas descansaban, los WTA de Taipéi y de San Petersburgo copaban la actualidad para otras tantas. En este caso, el frío ruso recibía a jugadoras del nivel de Simona Halep, Dominika Cibulkova, Venus Williams o Svetlana Kuznetsova. Tras recibir una wild card, la rusa Natalia Vikhlyantseva dejaba en el camino a la kazaja Yaroslava Shvedova, la rusa Daria Kasatkina y la rumana Simona Halep por abandono antes de comenzar el partido del número uno, lo cual permitía a Vikhlyantseva llegar a semifinales para batirse en duelo con la francesa Kristina Mladenovic, quien previamente había dejado en la cuneta a la belga Elise Mertens, la estadounidense Venus Williams y la italiana Roberta Vinci.

La locura de quiebres sonríe a Vikhlyantseva

Como no podía ser de otra manera, el partido iba a traer emociones fuertes, tanto la rusa Natalia Vikhlyantseva como la francesa Kristina Mladenovic saltaban a la pista Sibur Arena teniendo en el horizonte ni más ni menos que un puesto en la final, un objetivo suculento, pero nada fácil de comenzar. Sorprendiendo a todo el mundo durante la presente semana, Vikhlyantseva sería la primera en conseguir obtener una mínima ventaja, y es que la rusa quebraba el servicio de su contrincante para irse hasta el 2-0. La ventaja que obtenía Natalia no era más que un mero espejismo, puesto que rápidamente Mladenovic entraba en ritmo de competición para lograr una rotura que le permitía igualar el primer parcial a dos juegos, pero ni mucho menos quedaba ahí el vendaval de juego que Kristina empezaba a mostrar sobre la pista, obteniendo un break a continuación para irse hasta el 2-4.

A pesar de que Mladenovic había conseguido enlazar cuatro juegos de forma consecutiva, Vikhlyantseva no iba a dar su brazo a torcer fácilmente, recuperando la rotura sufrida anteriormente para volver a empatar el primer parcial a cuatro juegos. Después de salvar varias bolas de rotura Natalia conseguía sacar su juego hacia delante poniendo el 5-4 en el marcador, y al resto tendría sus dos primeras bolas de set, quien perdona lo termina pagando y Mladenovic, que anteriormente no rompía el servicio de su contrincante, veía como la rusa se hacía con la primera manga por 6-4 después de ni más ni menos que una hora de parcial, lo cual demostraba el alto nivel que ambas tenistas estaban mostrando sobre la pista Sibur Arena.

Mladenovic entra en ritmo de juego sometiendo a Vikhlyantseva a un dominio aplastante

A sabiendas de que estaba contra las cuerdas, un paso en falso le eliminaba del WTA de San Petersburgo, Kristina Mladenovic volvía a pista con una mentalidad totalmente diferente en los primeros compases del segundo parcial, siendo capaz de quebrar el saque de Vikhlyantseva en el primer juego, para a continuación consolidar la rotura con mucho sufrimiento. El hecho de conseguir una mera ventaja no hacía que Kristina se pusiera nerviosa, manteniendo un ritmo constante en sus golpes que le permitía volver a romper el servicio de Natalia para ir rauda y veloz hacia el 2-5, donde con su saque tenía la oportunidad de hacerse con la segunda manga. El pulso no le temblaba a la tenista francesa, que en su primera tentativa de hacerse con la segunda manga lo lograba por 2-6 y por tanto, ponía el empate a un set en el partido dejando que todo se decidiera en el tercer y último parcial definitivo.

Tal y como comenzaba la segunda manga lo haría en la tercera, puesto que Mladenovic rompía el servicio de su contrincante a las primeras de cambio para irse rauda y veloz hasta el 0-2, no sin sufrimiento, puesto que tenía que solventar una bola de rotura por el camino. Tras un juego de calma tensa para cada contendiente al triunfo, Kristina volvía a subir su nivel al resto, lo cual obligaba a Vikhlyantseva claudicar por segunda vez con su saque en la manga, rompiendo el servicio de la rusa para irse hasta el 1-4. De ahí en adelante la tranquilidad imperaba en el choque, Natalia ondeaba la bandera blanca desde el fondo de pista y su contrincante jugaba a placer sin que nada ni nadie pudiera frenarle. Mladenovic fue superior en los momentos decisivos, consiguió cerrar la tercera manga por 2-6 y por ende se clasificó para la gran final por 6-4, 2-6 y 2-6 después de dos horas y nueve minutos de partido.