El tenis, como la vida, son momentos. Instantes, épocas de aciertos, de errores, de sensaciones extrañas donde nada parece salir bien. La arcilla de Río fue la encargada de recibir a un Dolgopolov en gran dinámica y a David Ferrer, que en los últimos tiempos parece no encontrar ese punto que le ha permitido mantenerse entre los mejores durante más de una década. El de Jávea, que ya cedió a las primeras de cambio en Auckland ante el holandés Robin Haase y en Buenos Aires vs Berlocq, parece atravesar un bache que va más allá de lo puramente tenístico. Su derecha, esa que antaño hacia añicos a los rivales, parece haber dejado de correr, sus errores no forzados se disparan y sobre todo su servicio, cuyos bajos porcentajes reflejan que algo no funciona en la mente del español.

Break a las primeras de cambio

No habían transcurrido ni cinco minutos de partido y Dolgopolov ya dominaba por 2-0, merced a un break en el primer juego del encuentro. El anárquico jugador sufría con su servicio, pero lograba sacarlo adelante beneficiado por  la altura y gracias a sus potentes golpes planos, más propios de la hierba que de la tierra batida. Máxime en el sexto juego, cuando llegó a salvar hasta cinco bolas de rotura para finalmente colocarse con 4-2.

Ferrer no se rinde y obtiene su premio

El resultado, no obstante, no reflejaba la igualdad existente en la segunda pista en orden de importancia del torneo carioca. Ferrer logró subir sus prestaciones con el saque, lo que le permitió por fin equilibrar el partido en el octavo juego de la primera manga. Lo hizo al aprovechar una derecha que se le fue larga al jugador ucraniano. 4-4 y, a priori, partido nuevo. Sin embargo, el servicio, tan solo 17% de puntos ganados con su segundo saque en el primer set, volvió a fallarle al alicantino, que posteriormente entregó el juego en blanco. Dolgopolov no desaprovechó la ocasión y consiguió, no sin sufrir, cerrar el parcial inicial por 6-4.

En la segunda manga, Ferrer intentó animarse, pero cuando las cosas no salen, todo parece complicarse irremediablemente. De nuevo, en su primer turno de saque, como sucediera nada más comenzar el choque, volvió a ceder su servicio. Camino despejado para un Dolgopolov que, con el marcador a favor, comenzó a entonarse.

Ferrer mejora, pero no a tiempo

Con el partido encarrilado, y por consiguiente liberado de presión- set y break arriba- el ucranio sacó a relucir su talento: dejadas imposibles, reveses cruzados, derechas planas… Una avalancha que le permitió llegar rápidamente al 5-2. En ese momento, con todo perdido, Ferrer resurgió. El español comenzó a practicar su juego habitual: sólido desde el fondo y castigando al rival con su derecha. Esto, le valió para recuperar uno de las dos roturas y plantarse en el noveno juego de la segunda manga con 4-5 abajo. El turno de servicio le correspondió entonces a un Dolgopolov que mostró ciertos nervios. Tanto que llegó a estar 30-30 y segundo saque. Un hándicap que finalmente logró salvar para terminar cerrando el juego y el partido. Al igual que sucediera tres años atrás en el mismo escenario, 'Dolgo' se imponía también por idéntico resultado al de la cita de 2014: 6-4 y 6-4.

El de Kiev se enfrentará en dicieseisavos al argentino Horacio Zeballos, mientras que Ferrer pierde puntos, ya que defendía los cuartos de final del año pasado, ronda en la que cedió ante el austriaco Dominic Thiem.