Después de caer en la segunda ronda del Brisbane International y del ASB Classic de Auckland, David Ferrer llegaba al Open de Australia partiendo como el vigésimo tercero cabeza de serie del torneo australiano y sucumbiendo en tercera ronda frente a su compatriota, Roberto Bautista, no disputando ningún torneo más para tomarse un tiempo de descanso y llegar con ganas e ilusión al Argentina Open, donde este jueves debutaba frente al argentino Carlos Berlocq, quien llevaba la voz cantante del partido en todo momento para lograr la victoria por 6-4 y 6-2 en la segunda ronda del torneo de Buenos Aires dejando fuera de combate al tenista de Jávea, que continúa sumido en una espiral de malos partidos y sensaciones contradictorias que se han agravado aún más en el Río Open, donde a las primeras de cambio ha terminado sucumbiendo ante el poderío del ucraniano Alexandr Dolgopolov en su estreno en el torneo brasileño, un nuevo paso atrás.

"Me afecta porque estoy triste, obviamente lo que está claro es que a nadie le gusta perder y tenemos que aceptarlo"

Como no podía ser de otra manera, el análisis de David Ferrer en sala de prensa era corto y simple, sacando conclusiones de la derrota sufrida teniendo claro que no pasar por su mejor momento tenístico. "En los momentos importantes no he jugado bien, me ha roto el saque cuando le he devuelto la rotura. Tengo que aceptar lo que ha pasado, últimamente las bolas de break estoy fallando más de lo normal, por ahí me falta limpiarme un poco porque no juego bien, me afecta porque estoy triste, obviamente lo que está claro es que a nadie le gusta perder y tenemos que aceptarlo", comentó cabizbajo ante los medios de comunicación para comenzar a pensar ya en sus próximos compromisos, en los cuales previamente deberá analizar todo lo que están dando de sí sus partidos.

Los Masters 1000 de Indian Wells y Miami serán las siguientes paradas de Ferrer, que tendrá que dar el do de pecho para reivindicarse y dejar atrás los malos momentos.