Interesante e importante día para el tenis francés este viernes en Marsella, cuando dos tenistas locales se enfrentaban por un puesto en las semifinales de este certamen de categoría 250. Estos dos hombres no eran otros sino Gael Monfils, número doce del mundo y finalista en la edición de 2015, y Richard Gasquet, décimo novena raqueta mundial y que venía de ser finalista en Montpellier, su torneo fetiche.

Tanto Monfils como Gasquet son dos tenistas amados en su país, ambos considerados como iconos y referentes de un tenís galo que siempre hay que tener en cuenta pero que, recientemente, da muy pocas grandes alegrías a sus paisanos.

Un duelo muy repetido a lo largo de los años. Los dos jugadores de 30 años se habían visto las caras en un total de doce ocasiones, con siete victorias para Monfils, por cinco de Gasquet; su primer choque se dio en 2004, cuando Gasquet superó a Monfils por 7-5 y 6-1 en los cuartos de final de Metz, mientras que el último tuvo lugar en 2015, momento en que, también Gasquet, se adjudicó el triunfo en las semifinales de Montpellier por 6-4 y 6-3, una victoria que, a la postre, valdría un título.

Largo y disputado primer set

Si hay algo en que estos dos tenistas coinciden es en el respeto mutuo por el rival. Ese respeto salió a relucir, además de en el ámbito profesional, en el aspecto deportivo. Pese al haber compartido pista en más de diez ocasiones, ambos saltaron a la arena dispuestos, en primer lugar, a tantear al oponente.

El de hoy era, sin lugar a duda, un claro choque de estilos. Por un lado, la potencia, velocidad y destreza con la derecha de Monfils; por el otro, el elegante y depurado revés a una mano de Gasquet, uno de los mejores y más reconocidos de todos los tiempos. Tras varios juegos de tanteo, fue Monfils el que golpeó primero, cuando aprovechó, con 2-1 a su favor, la única pelota de rotura de la que dispuso en ese cuarto game. Poco duró la alegría para el parisino, dado que Gasquet, muy contrariado por ese quiebre, no permitió que Monfils consolidase y, tras otro juego largo, devolvió el break para empatar a tres.

Buen tenis el presenciado hasta el momento en la central de Marsella, con dos jugadores decididos, sabiendo de sus virtudes, y de sus limitaciones. Después de ese par de juegos muy disputados, y que supusieron un verdadero intercambio de golpes, volvimos a la calma inicial, tratando los dos tenistas galos de mantener intacto su servicio. Esa estrategia pareció fallar en Richard Gasquet. Llegando a uno de los momentos decisivos del primer set, el undécimo juego, el de Béziers cedió un punto de quiebre a Monfils que, sin embargo, no consiguió convertir, elevando Gasquet el 6-5 al marcador.

Hasta el momento, el primer parcial resultaba muy bonito a la vista del espectador, y tendría un desenlace muy emocionante, ya que llegaríamos al fatídico tie-break. La muerte súbita empezó muy cuesta arriba para Monfils, estando 0-3 abajo; no obstante, la tenacidad y el valor del parisino, siempre presentes, lograron darle la vuelta al parcial y, gracias a dos minibreak, se anotó el desempate por 7-5, llevándose consigo el primer set tras casi una hora.

Inestable y escasamente eficaz segundo set

Completamente distinto fue el comienzo del segundo set. Con las cartas de presentación encima de la mesa y ya destapadas, ambos fueron rápidamente a por un break que pudiese decidir la contienda. Mal sabor de boca para Monfils en este arranque, ya que no solo no aprovechó ninguna de las tres pelotas de ruptura de las que dispuso en el primer juego, sino que, además, cedió su servicio en su primer turno al saque, distanciándose Gasquet al 3-0.

Pese a contar con esa trascendente ventaja, no fue suficiente para que Gasquet empatase el partido. Con 2-4, Monfils tuvo una clara oportunidad de recortar diferencias, algo que pudo hacer tras hacer efectivo uno de los dos break points que tuvo, poniendo el 3-4.

Continuaban las imprecisiones en este segundo asalto. Monfils, muy despistado en los momentos más importantes, no pudo consolidar la rotura, quebrando Gasquet por tercera vez en el encuentro y dejando las cosas, con ese 5-3, muy de cara para él. Sin embargo, y confirmando las negativas sensaciones de ambos sembrados con el saque, el de Béziers tampoco certificó el break, sumando así Monfils su cuarto juego, por lo que se encadenaba una sucesión de cuatro roturas consecutivas.

Esas cuatro rupturas consecutivas parecieron no ser suficientes. Buscando esa estabilidad que le diera confianza, Monfils sacó buscando poner el 5-5 en el electrónico; todo parecía propicio para ello, ya que el tres veces finalista de Masters 1000 se puso 40-15, sin embargo, y en lugar de cerrar cómodamente, se encontró con un Gasquet ofensivo y con una bola de set, que aprovechó a la perfección para establecer el 6-4 y mandar esta batalla al tercer set.

Declive de Monfils en el tercer parcial

Inicio de tercer asalto exactamente igual que en el primer set, pero a la inversa. Desarrollados tres juegos sin ninguna incidencia, fue Gasquet, en lugar de Monfils, el primero que atacó, transformando un quiebre en lo que supuso el 3-1, ante un Gael que se desesperaba, y mostraba su faceta más errática.

Ya con la lección aprendida tras lo ocurrido a lo largo del segundo set, Richard no dudó, y consolidó, finalmente, una rotura que significó el 4-1, teniendo ahora las cosas muy a favor. Con un Monfils decaído, poco contundente y cometiendo un gran número de fallos, Gasquet puso el broche final al partido con un quiebre en el octavo juego, momento en que, con 5-2, restaba para llevarse el partido.

Final: 6-7 (5) 6-4 y 6-2 después de poco más de dos horas y cuarto. Richard Gasquet, tras una merecida y trabajada victoria, ya se encuentra en las semifinales del ATP 250 de Marsella. El de Béziers, luchando con todo por mantenerse en el Top-20 y aspirando a regresar al top quince, se las verá con otro compatriota, Lucas Pouille, que también sufrió para derrotar, en este caso, a Daniil Medvedev.