Stan Wawrinka es el cabeza de serie que nadie pone en la lista de candidatos cuando se hacen las predicciones de los torneos. En Indian Wells, mientras todos se apasionan con la parte baja del torneo, hay un suizo que se abre paso con peso propio. Con su juego cada vez más regular, sin tener oscilaciones, lo que le da mucha confianza, y además a simple vista se dan resultados que le permiten ilusionarse.

Ayer jugó con el alemán Phillip  Kohlschreiber, un jugador con un revés a una mano tan bueno como el de Stan y además un jugador parejo en todas las superficies. Un jugador que es el tercer alemán en llegar a 400 partidos ganados, es decir, jugo con un rival importante.

El suizo prácticamente no lo dejó jugar, estuvo muy eficiente con su primer y segundo saque donde no le dio una sola oportunidad de quebrar al alemán.

El primer set fue dominado por la solidez del suizo, quien quebró en el duodécimo set para quedarse con el set por 7-5. Así de sencillo fue el primer set para el suizo, mientras sufría el alemán con su saque, el suizo lo ganaba fácilmente con un alto porcentaje de puntos ganados con el segundo servicio, lo que hizo, más solvente el triunfo de Wawrinka.

De la misma manera transcurrió el segundo set, Stan fue mucho más contundente, rápidamente lo quebró con tremendo revés abriendo las alas, atacando la pelota y ganando el saque de su rival. Fue un golpe que dejó en el campo al alemán, no permitiéndole volver al partido. Siguió manteniendo su saque hasta que volvió a quebrar en el noveno juego en tan solo una hora y veinte minutos.

Wawrinka se abre camino en las arenas del desierto en silencio, con actitud, con regularidad y con contundencia. Cuidado con el suizo, mientras por la llave de abajo hay turbulencias, él sostiene fijo su andar y empieza a tener la chapa de candidato.