Con muchísimo sufrimiento y tras tres horas de intensa batalla, Andy Murray se tomó cumplida revancha ante el catalán Albert Ramos, su verdugo la semana pasada en Montecarlo, al dejarle fuera de las semifinales del Barcelona Open Banc Sabadell. Murray, que fue de menos a más, acabó por remontar un encuentro en el que Ramos dispuso de su servicio para cerrar el partido en la tercera manga. Sin embargo, el español no pudo repetir la gesta y acabó cayendo con orgullo en la muerte súbita. 

Murray acabó con 36 golpes ganadores pero con 52 errores no forzados, mientras que Ramos realizó 23 y 34, respectivamente ​El partido parecía una continuación del de la semana pasada en Montecarlo. Ramos se encontraba muy sólido y siempre era él el que buscaba y lograba la iniciativa. Murray, por contra, no hacía más que fallar y su porcentaje de primeros servicios apenas existía (sólo un 25% de primeros saques dentro durante el primer set). Además, el lenguaje corporal de ambos tenistas reflejaba cómo estaba siendo el encuentro. Ramos se mantenía tranquilo, muy concentrado, mientras que su rival, como es habitual por otra parte, no dejaba de gesticular y señalar a su palco cada vez que perdía un punto. 

El número uno del mundo tenía unos problemas terribles para lograr consistencia con su derecha, con la que cada vez erraba más pelotas. En 41 minutos de juego, Ramos se anotaba el primer parcial repitiendo el 6-2 con el que se llevó su primer set la semana pasada en el Principado. Los números del británico no hacían más que confirmar su paupérrimo nivel: 21 errores no forzados por sólo ocho golpes ganadores. 

Murray reina en la épica

El panorama cambió en un segundo set en el que Murray mostró su lado más agresivo. Primero para salvar hasta cinco bolas de rotura, dos en el séptimo juego y otras tres en el noveno. Y acto seguido, para empatar el partido (6-4) logrando hasta cuatro golpes ganadores en un décimo juego en el que el de Dunblane aprovechó la primera bola de 'break' de la que disponía en todo el partido para anotarse esta segunda manga. Los números del escocés cambiaron radicalmente con respecto a los del primer parcial. 17 golpes ganadores por 12 errores no forzados. 

Murray estuvo perfecto en el aprovechamiento de bolas de rotura: tres de tres

Al igual que en Montecarlo, el encuentro se decidió en un último set de tintes épicos. Ahora sí, los dos tenistas estaban en pista y eso se notaba en el ritmo de los peloteos, mucho más intensos que al principio. Ramos encaró muy bien la pérdida del segundo set y se adelantó 2-0 en el inicio del tercero, pero un inoportuno resbalón en su tobillo izquierdo obligó al barcelonés a pedir la asistencia del fisioterapeuta del torneo. El parón ayudó a Murray a coger aire al tiempo que perjudicó a un Ramos que perdió momentáneamente la concentración. Lo suficiente para que su rival le rompiese el servicio en blanco y volviera a empatar el partido (2-2). 

El partido había llegado a un punto en el que un sólo detalle podía cambiar el rumbo del mismo. Apoyado por la grada, Ramos pasó ese momento de dudas del principio y volvió a presionar a Murray con su derecha. El catalán logró su premio con un 'break' en el noveno juego que le ponía a sólo un juego de llevarse el partido. Pero a diferencia de lo que ocurrió la semana pasada, aquí Murray sí que ejerció su condición de número uno del mundo al levantar la situación y llevarse finalmente el encuentro por 7-4 en la muerte súbita. El servicio, que durante todo el partido había sido una tortura para el escocés, se convirtió en su mejor aliado para cerrar un choque disputadísimo que alcanzó las tres horas de duración. 

Esta dura victoria podría ser el punto de inflexión que busca Andy Murray para relanzar su, hasta ahora, irregular temporada. De momento ya está en las semifinales del ATP 500 de Barcelona, una ronda en la que ya espera, mucho más descansado, el austríaco Dominic Thiem, noveno mejor jugador del mundo y cuarto cabeza de serie del cuadro. Habrá que ver si al escocés no le pasa factura el tremendo desgaste físico del encuentro de hoy y si podrá alcanzar su primera final en Barcelona.

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Sobre el autor
Manuel García
Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.