El segundo Grand Slam de la temporada está en marcha y todos los tenistas sueñan con convertirse en la gran sorpresa del torneo. Ante la ausencia de Roger Federer y los vaivenes que  atraviesan en la actualidad Andy Murray y Novak Djokovic, las expectativas y las ilusiones de otros grandes jugadores como Dominic Thiem, Alexander Zverev y David Goffin crecen exponencialmente. En el cuarto turno del estadio Suzanne Lenglen, el belga saltó a la pista para enfrentar al experimentado francés  de 35 años Paul-Henri Mathieu. En dos horas y cuarenta y siete minutos de un tenis de alto vuelo, lo superó en todas las facetas del juego y con mucha autoridad avanzó a la siguiente ronda al llevarse el encuentro por un triple 6-2.

Goffin aplasta al francés

El número doce del mundo inició su camino en tierras francesas jugando a la perfección: con mucha soltura y con elegantes tiros ganadores tomó las riendas del partido desde el primer minuto y no dejó lugar a una posible resistencia de su rival. El local no pudo hacer pie en el encuentro y si bien mantuvo un correcto porcentaje de primeros servicios, no fue capaz de encontrar la manera para frenar el agresivo juego del belga. En el tercer juego del primer set Goffin rompió el servicio del número 119 del ranking ATP y dejó en claro quién sería el verdadero   protagonista en París. Un nuevo quiebre en el 3-1 le permitió sacar una abultada ventaja y, luego de una hora y veinte minutos de acción, se anotó a su favor el primer parcial por 6-2.

Todo hacía pensar que el desarrollo del partido continuaría de la misma manera. Y así fue. Goffin prolongó su buena forma y siguió luciendo un tenis exquisito y arrollador. Se mostró muy seguro con todos sus golpes, jugó con mucha astucia e inteligencia y con una supremacía muy notoria desequilibró a su adversario con sensacionales aperturas tanto del lado del revés como del drive. Repitiendo lo del set anterior, Goffin rompió el servicio del francés en dos oportunidades y, después de llevarse la segunda manga por 6-2, quedó a un solo paso de alcanzar la segunda ronda de Roland Garros. El local se sintió superado en todo momento, no tuvo resto físico y no pudo aprovechar la única chance de rotura que se le presentó, lo que le hubiera dado mayor paridad al encuentro.

Goffin generó 18 chances de quiebre. Concretó seis

El debut nunca es una tarea sencilla para ningún tenista y, claro está, que en un torneo de semejante envergadura la situación es aún más compleja. Sin embargo, David Goffin desplegó un excelente tenis durante todo el partido y no sintió la presión y el nerviosismo que suelen aparecer  en un  torneo como este.

El nacido en Rocourt se adueñó del saque de Mathieu en el primer game del set final y se encargó de quitarle las pocas esperanzas que aún persistían en él.  Con mucha destreza y facilidad superó cada uno de sus turnos de saque y, luego de concretar un nuevo  quiebre, liquidó el partido por 6-2. El belga abandonó el estadio con sensaciones muy positivas que lo invitan a soñar.

En la segunda ronda de Roland Garros jugará ante el peligroso ucraniano Sergiy Stakhovsky, quien cumplió con sus deberes y sacó del torneo al taiwanés Yen-Hsun Lu en sets corridos.