Lluvia, lesiones y pasajes de buen tenis. Así puede resumirse la historia entre Gael Monfils y Richard Gasquet en la tercera ronda de Roland Garros.  El partido, que comenzó en el día de ayer y tuvo su cierre en la mañana del domingo, determinó el último representante local  que continuará con vida en el certamen parisino. El 16 del ranking ATP es un tenista versátil, inconstante y eléctrico pero que tiene bien en claro cómo disputar los grandes eventos. Aun habiendo conseguido resultados más negativos que positivos en la temporada 2017, no es de sorprender que se haya ganado un lugar dentro de los 16 mejores del segundo Grand Slam del año. Con un juego temible y una elasticidad envidiable, Monfils mantiene viva la esperanza francesa.

Por su parte, el actual número 25 del planeta, llegó a Roland Garros habiendo disputado tan solo seis torneos en la temporada por las diferentes lesiones que lo han tenido a maltraer en los últimos tiempos. Sin embargo, el talentoso francés de revés a una mano se deshizo con autoridad del belga Arthur De Greef y del dominicano Víctor Estrella Burgos en las instancias previa  y arribó al duelo de compatriotas sin dar muestras e indicios de problemas musculares. El partido fue muy equilibrado, los dos trataron de tomar la iniciativa, de impactar desde el centro de la cancha, y ambos, mantuvieron un alto porcentaje de primeros servicios a lo largo del encuentro. La desgracia cayó nuevamente por el lado de Gasquet quién se vio obligado a dejar la pista por problemas físicos. Por lo tanto, Monfils que se encontraba 7-6, 5-7 y 4-3 avanzó de ronda y enfrentará al suizo Stan Wawrinka por los octavos de final de Roland Garros.

Monfils se queda con el tie break del primer set

El primer set (se jugó este sábado) tuvo a Monfils como protagonista principal: con su derecha buscó dominar los peloteos para retrasar a su rival en el campo y  para quitarle tiempo y comodidad en el armado de sus golpes. Al mismo tiempo, el ex número siete del mundo con su característico y elegante estilo de juego, se las ingenió para contrarrestar el buen nivel de su adversario y poco a poco fue incomodándolo con pelotas profundas con top.  La peligrosidad y la potencia en las devoluciones de Gael pusieron en aprietes a Gasquet en más de una oportunidad. Fueron seis las ocasiones de quiebre que se le presentaron pero no fue efectivo para capitalizar alguna de ellas. En el 6-5, la lluvia se hizo presente en París y obligó a las autoridades del torneo a suspender el partido. Ya en el día de hoy, se reanudó la acción entre los franceses. Monfils fue levemente superior y merecidamente se quedó con el tie break del primer set.

El segundo parcial comenzó con inestabilidades de ambos en el servicio. A su vez, Gasquet salió más decido a opacar e impedir que su contrincante siga dominando el transcurso de los games: con buenos tiros ganadores y menos cantidad de errores no forzados, su figura y su nivel fueron creciendo ante la atenta mirada del público francés en la cancha principal. El nacido en Beziers rompió el saque de Monfils en el undécimo juego y se adueñó del set por 7-5. No obstante, los problemas comenzaron a apreciarse en su rostro y su movilidad dentro del campo fue drásticamente decayendo.

Gasquet no puede continuar

Con un set por lado, el 16 del mundo se adelantaba 4-3 en el tercero cuando un tirón en el muslo de Richard Gasquet le quitó las esperanzas de seguir luchando el partido. Infelizmente y con mucha bronca, debió abandonar el partido. Gael Monfils –de la forma menos deseada- avanzó a los octavos de final de Roland Garros y deberá enfrentar al suizo y número tres del mundo, Stan Wawrinka, por un puesto en los cuartos de final de París.