A paso firme y sin hacer ruido, Stan Wawrinka se metió en los cuartos de final de Roland Garros y parece haber encontrado el camino correcto para ilusionarse con un nuevo título de Grand Slam. Sus actuaciones  -hasta el comienzo del Major- no habían sido las soñadas para un tenista con pretensiones de campeón: sin embargo, en París, el número tres del ranking ATP recuperó la conciencia y a raíz de ello, el juego.  ¿Está preparado para dar una nueva sorpresa?

Superando a Jozef Kovalik en primera ronda, a Alexander Dolgopolov en segunda instancia y a Fabio Fognini en la tercera ronda, el campeón de tres títulos grandes con soltura y mucha displicencia se ganó un puesto en los octavos de final, fase que lo cruzaría con el francés Gael Monfils, un jugador muy complicado de vencer. Sin dudas que para Stan este duelo sería una desafiante e importante prueba a su juego y a su mentalidad de cara al resto del torneo. Y vaya si cumplió. La autoridad, solidez y seguridad en sí mismo fueron factores fundamentales en el desarrollo y resultado del partido.  En casi tres horas de juego, se impuso por 7-5, 7-6 (7) y 6-2 ante un público que, claramente, se volcó hacia el tenista local.

El suizo comienza encendido

En partidos de enorme relevancia, como fue éste entre Wawrinka y Monfils, la incidencia y la confianza que propicia y otorga el primer set puede ser -muchas veces- determinante en el resultado del encuentro. Es por eso que ambos pisaron el Phillipe Chatrier con la mentalidad y el entusiasmo necesario para quedarse con el primer parcial y obligar a su rival a luchar contra un marcador desfavorable.  Desde el fondo de la pista se armaron destacados y agradables peloteos en los cuales ambos, buscaron conseguir huecos para ejecutar tiros ganadores. La agresividad y el ímpetu de dominio del suizo a través todos sus golpes, suele jugarle a favor cuando está encendido aunque también, muchas veces le juega una mala pasada.

La falta de efectividad de Monfils  que concretó sólo un quiebre en ocho situaciones de rotura  sumado a  la serenidad del tres del mundo para efectuar las dos chances que se le presentaron fueron aspectos decisivos que le proporcionó al nacido en Lausanne la oportunidad de asegurarse el primer set por 7-5.  El francés jugó con buen ritmo y con mucha inteligencia pero volvió a mostrar falencias para concretar las situaciones finales, algo parecido a lo sucedido frente a Richard Gasquet en la instancia anterior.

Con su estilo particular y distintivo e impulsado por el aliento de sus fanáticos, Monfils nunca bajó los brazos, siguió dando pelea y se convirtió en una verdadera dificultad para Wawrinka en el segundo set. En el inicio del parcial y sin dejarle aire, sorprendió rompiéndole el servicio a un Stan que debió exponer un extraordinario repertorio para remontar el break. La reacción no se hizo esperar: con golpes muy potentes que desafían a la lógica y que se alejan de lo terrenal, fue capaz de nivelar el partido en el juego siguiente.

Wawrinka gana el tie break y saca una ventaja crucial

Ambos mantuvieron una elevada concentración, buscaron diferentes alternativas y fueron -con algún que otro traspié- superando sus turnos de saque hasta desembocar en el tie break. El suizo pisó fuerte,  sacó una buena ventaja y se colocó 6-3. El  coraje, esfuerzo y la garra evidenciada por Monfils fue sensacional que sin resignarse logró encadenar tres puntos seguidos para poner el marcador 6-6. La contundencia, experiencia y la cabeza fría del suizo hicieron que éste se quede con el set por 7-6 (7) y adopte una diferencia sin retorno.

El último asalto se jugó acorde a las intenciones de Wawrinka. Continuó arrojando veloces disparos con su revés, mantuvo una regularidad destacada y vio como el francés un poco más desorientado y desahuciado por la diferencia notable de dos sets a cero, comenzaba a fallar más de la cuenta.  En el 1-1, el suizo se quedó con el saque de su rival y marcó el destino final del partido que luego coronaría en el 3-1 cuando dejó en blanco el saque del francés. Después de dos horas y cuarenta y cuatro minutos de excelente tenis, el suizo Stan Wawrinka se lució cómodo en el estadio que lo vio campeón en 2015. Con 35 tiros ganadores y 40 errores no forzados, se llevó el set final por 6-2  y accedió, una vez más, a los cuartos de final de Roland Garros. Su próximo contrincante será el croata Marin Cilic que eliminó a Kevin Anderson por 6-3, 3-0 y retiro. El suizo se ilusiona y promete dar batalla en París.