Rafael Nadal y Roland Garros: una pareja inseparable; un binomio necesario e irreductible. Sin uno, no existe el otro. Tras una larga serie de varapalos, de lesiones, y de mal juego, parecía casi imposible que el gladiador manacorí se plantase en una nueva final en la tierra prometida: la arena de París. No obstante, el 14 veces campeón de Grand Slam volvió a demostrar su entereza y, convenciendo a propios y extraños, peleará por su décima corona en la capital francesa.

Nadal, que comenzó el año como noveno jugador del ranking, asentó las bases de esta gran aventura en Melbourne Park, llegando a la final del Open de Australia, que no sería capaz de ganar ante su rival y amigo, Roger Federer, también revitalizado tras un catastrófico 2016. Esas finales en Australia y en Miami, que también perdió ante el Maestro, sirvió como trampolín a su gran baza: la gira de tierra batida. Sobre polvo de ladrillo, Rafa se mostró inmisericorde, levantando diversos títulos y ganando el triplete de Barcelona-Montecarlo-Madrid; una auténtica declaración de intenciones de cara a Roland Garros, su principal objetivo.

Roland Garros no es territorio cualquiera; el French Open es sinónimo de éxito. Nueve títulos y tan solo dos derrotas en este torneo, ante Söderling en 2009 y ante Djokovic en 2015, demuestran el acaparador nivel del manacorí en suelo francés y ahora, en 2017, quiere el décimo entorchado, con un número uno mundial que hace meses parecía una locura, pero que ahora se refleja en el horizonte. Repasemos el camino de Rafael Nadal hacia esta final.

1ª Ronda: Benoit Paire. el sorteo de este cuadro final en Roland Garros trajo consigo un interesante encuentro de primera ronda entre Rafael Nadal y Benoit Paire. Cruce atípico, dada la tendencia, en los grandes torneos, de que los favoritos queden encuadrados con jugadores de, más bien, perfil bajo en la primera ronda. Paire, siempre impredecible, es uno de los jugadores más controvertidos del circuito, y contaría con el innegable apoyo del intenso público francés. Pese a postularse como un rival duro, el jugador francés ni siquiera molestó a un Nadal que cerró, en menos de dos horas, con un contundente 6-1 6-4 y 6-1.

2ª Ronda: Robin Haase. Segundo Top-50 consecutivo que se cruzaba en el camino del jugador español. Robin Haase, número 46 del mundo, venía de deshacerse sin problemas del joven australiano, Alex de Miñaur, en la primera ronda. El encuentro, entre dos tenistas que solventaron a la perfección sus debuts, tampoco se extendió más allá de las dos horas: 6-1 6-4 y 6-3 para un Rafa Nadal que sentía buenas vibraciones y que no dejaba lugar a dudas. Sin embargo, los verdaderos pesos pesados todavía estaban por llegar.

3ª Ronda: Nikoloz Basilashvili. Rompiendo con esa tendencia de enfrentarse a jugadores dentro de los 50 mejores del mundo, Nadal se plantaba en tercera ronda, igualando su registro del año pasado, teniendo enfrente al georgiano Basilashvili, un jugador que cotiza al alza y que ya ha dado varias sorpresas en el circuito. Histórico encuentro para el manacorí previo a las rondas finales, donde tan solo cedió un juego en su victoria por 6-0 6-1 y 6-0, causando el estupor de los aficionados alrededor del mundo. Esta victoria en hora y media, la más abultada en la carrera del español, le aseguraba un puesto en los octavos de final, donde ya esperaba un compatriota.

Octavos de final: Roberto Bautista. El primer cruce de Rafa Nadal con un cabeza de serie tenía lugar en octavos de final, ronda donde el mallorquín sufrió su primera derrota en este certamen, ocho años atrás. Su rival no era otro que Roberto-Bautista Agut, número 18 del mundo y que, en principio, planteaba un serio reto para el nueve veces campeón aquí. Repitiendo el guión de las tres películas anteriores, vimos un partido sin historia, dominado de principio a fin por el balear, que se impuso por 6-1 6-2 y 6-2 en otro partido que no superó las dos horas. El nivel exhibido hasta el momento por el número cuatro del mundo era superlativo, lo que reforzaba aún más su posición como favorito.

Cuartos de final: Pablo Carreño. Segunda eliminatoria de manera seguida entre dos jugadores españoles, en una edición de Roland Garros inmaculada para "La Armada". Pablo Carreño, viviendo su mejor momento como tenista profesional, vio en la de este año su mejor participación en Roland Garros y, en general, en Grand Slam, aguantando por primera vez hasta la segunda semana de competición. No hubo suerte en estos cuartos de final, ya que el duelo español acabó inconcluso debido a una lesión abdominal por parte del gijonés, que venía de apear al canadiense Milos Raonic en una batalla a cinco sets. El choque, que se detuvo en el segundo set, presenció, una vez más, el dominio imparable de Rafa, que se llevó, por 6-2, el único set del partido.

Semifinales: Dominic Thiem. Sin duda, aguardaba un "Clásico" en las semifinales del segundo Grand Slam de la temporada. Rafael Nadal y Dominic Thiem completarían una serie de cuatro partidos cuyos precedentes datan de las finales del Godó y Madrid, con sendas victorias para el español, y de los cuartos de final del Masters de Roma, con una cómoda victoria por parte del austríaco. Thiem, revalidando las semifinales del año pasado, venía más que motivado tras su contundente victoria sobre Novak Djokovic en los cuartos de final, una victoria que incluyó un "rosco" en el tercer y definitivo set. Thiem, luchando por su primera final de un major, parecía que iba a ser el primer gran reto de Nadal en este histórico Roland Garros; sin embargo, tras perder los dos primeros sets por 6-3 y 6-4, no tuvo opción en un tercero que, curiosamente, perdió por 6-0. Rafael Nadal, con esta victoria que, ya sí, traspasó las dos horas, se metía en su décima final de Roland Garros.

La final. El último paso antes de la gloria, enfrentará al manacorí con el suizo Stan Wawrinka, el "asesino silencioso". El suizo, que ya ganó en París en el año 2015, siempre es un rival muy a tener en cuenta, y los 18 partidos previos entre ambos jugadores serán uno de los factores determinantes. En juego, varias cosas: en primer lugar, un invicto muy significativo; el pleno de victorias en final de Roland Garros de Rafael Nadal (9-0), y el pleno de victorias en final de Grand Slam de Stan Wawrinka (3-0). Dos jugadores que cuentan con motivos más que de sobra para soñar con levantar esta corona. Además de los record, sobre la mesa estará la posibilidad de ser número dos del mundo, algo que Rafa no logra desde octubre de 2014 y que Wawrinka nunca ha alcanzado.