En la antesala del prestigioso torneo de Wimbledon, los mejores jugadores del circuito buscan ponerse a punto en torneos de baja envergadura y sumar minutos de juego sobre la superficie de hierba, la cual se emplea en Londres. Sin embargo, no todos logran sus propósitos y justamente, Dominic Thiem, ha extraído más dolores de cabezas que alivios en la breve gira por el césped. El talentoso austríaco es uno de los mejores jugadores de la actualidad, obtuvo el título en Río de Janeiro y cosechó grandes resultados en certámenes de categoría Másters 1000 y mejor aún en Roland Garros en el que cayó con Rafael Nadal en semifinales.

No obstante, el juego ofensivo y la técnica del joven de 23 años se adapta mucho más al polvo de ladrillo: juega desde el fondo de la cancha, busca concretar winners constantemente y por momentos se ubica muy por detrás de la línea de fondo. Estas estrategias son muy útiles y le han otorgado grandes resultados a Thiem pero, para una pista rápida como el pasto, no parece ser la opción más recomendada. Seguramente, en eso estará trabajando el número ocho del mundo que sabe que debe corregir varios aspectos para aspirar alto en Wimbledon.

Luego de perder en la primera ronda de Halle con el 120 del ranking ATP, Thiem se trasladó a Turquía para disputar el ATP 250 de Antalya, evento que lo tendría como primer preclasificado y máximo candidato a quedarse con el título. A pesar de ello, nada salió como apuntaban los planes del austríaco que volvió a jugar un pésimo partido, cayendo abultadamente por un jugador brutamente desconocido y que en la actualidad ocupa la posición número 222 del ranking. El marcador final fue 6-3 y 6-2 en una hora de juego.

El primer parcial comenzó con el indio Ramkumar Ramanathan muy firme al servicio y rápidamente quebrando el saque de Thiem quien desde temprano, comenzó a cometer muchos errores, lucir poca contundencia con su revés y a mostrar una insuficiente tranquilidad para dominar y controlar los puntos, una falencia que se ha evidenciado en algunos partidos, especialmente contra jugadores de alta talla como Djokovic o Nadal. El indio jugó bien, se mostró cómodo, suelto y ganando tres juegos en blanco con su saque consiguió quedarse con el set por 6-3.

La respuesta de Dominic y el cambio de resultado es lo que se imaginaban y esperaban  los  espectadores presentes en el ATP de Turquía. Sin embargo, esta nunca llegó y Thiem empezó a ver  lejana una posible recuperación. No encontró fineza con ninguno de sus impactos, no provocó aperturas con sus saques y se vio superado por un rival que salió a jugar el partido más importante de su vida. Y vaya si lo logró. Tras una hora de acción y con dos quiebres de ventaja, el indio finalizó su mejor labor en el circuito profesional y despachó por 6-2 a una de las mejoras raquetas del momento, Dominic Thiem, un chico que se adelanta como uno de los máximos candidatos a prevalecer en la élite del tenis por muchos años.

En la próxima ronda, Ramkumar Ramanathan se enfrentará con el número 79 del mundo, Marcos Baghdatis. Mientras tanto, Dominic Thiem se fue de Turquía con un sabor amargo, pensando en corregir los errores que no le han permitido avanzar rondas sobre la superficie de pasto y con el objetivo de acercarse al nivel mostrado en Stuttgart 2016, cuando se quedó con el título. Wimbledon está a la vuelta de la esquina y Thiem sueña con seguir sumando alegrías.

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