Errático, impreciso, nervioso, cansado y enojado con sigo mismo y con quienes lo acompañaban. Así estuvo Diego Schwartzman los últimos dos sets, que le costaron perder el partido y no clasificar a las semifinales en Canadá. Del otro lado, Robin Haase, potente con su saque y su derecha, aunque no en su mejor día de tenis. El juego del holandés se basó en esperar y no arriesgar, jugar con el nerviosismo y los altibajos del argentino para quedarse con un partido que, de no darse así, hubiera perdido.

Schwartzman comenzó el partido como no lo había hecho en los encuentros anteriores. Adelantado en la cancha, arriesgando y jugando agresivo. Así logró llevar adelante el primer set, tomando la iniciativa en cada punto y dejando que Haase no pueda desplegarse. Muy pocos errores no forzados por parte del porteño, tan sólo cinco, lo llevaron por el buen camino ante un holandés que no lograba encontrar el error en el argentino. Un quiebre en el décimo game hizo que el peque se lleve la primer manga por 6-4 en un poco más de media hora de juego.

Luego de este gran set el juego de Schwartzman sufrió un vuelco impensado. En tan solo tres games ya había cometido casi el doble de errores no forzados que en el set anterior, mostrando un claro signo de decaimiento en su tenis. Haase seguía igual, intermitente con su saque, alternando aces y dobles faltas, pero ganando un alto porcentaje de los puntos con su primer servicio, aunque le costaba mantener. Las oportunidades de levantarse para Schwartzman no escaseaban, el juego de Haase no lo molestaban y lo ayudaba con varios errores infantiles. Pero el peque estaba perdiendo el partido contra él mismo. El cansancio hacía que las imprecisiones continúen y le impidan concentrarse.

Fue un segundo set demasiado irregular por parte de ambos. Les costó mucho mantener sus juegos de saque y Schwartzman seguía desperdiciando las chances de quiebre que le otorgaba Haase. El holandés fue más regular preciso en el sprint final y, quedándose dos veces con el saque del argentino, llevó el partido a un tercer set, ganando el segundo por 6-3.

El nerviosismo aumentaba en Schwartzman y no daba signos de mejorar. Rápidamente Haase se quedó con su saque y se puso 3-0 en el set definitivo. Enojado con él y su cuerpo técnico, aún así dio pelea. Ganó su saque y quebró el del holandés, poniéndose nuevamente en partido 3-2. Pero no fue la mejor tarde para el nacido en Buenos Aires. Nuevamente dos horas de partido impidieron que su momento de recuperación fuese constante y los errores volvieron a aparecer. Nuevamente perdió su saque y no hubo vuelta atrás.

Haase continuó con su juego, deslucido pero eficaz, metiendo su servicio y esperando que Schwarzman se equivoque. Así se llevó el último set por 6-3, cerrando el marcador 4-6, 6-3 y 6-3 y su pase a las semifinales del Masters 1000 de Montecarlo. Mucha bronca por parte de Schwartzman, que no mostró el nivel con el que venía jugando en un torneo en el que, por ejemplo, venció por primera vez a un top ten, Dominic Thiem. Será un momento borrón y cuenta nueva para el argentino y pensar en los torneos que se le vienen, en una superficie que no le sienta para nada mal. Para Haase será también la primera semifinal en un Masters 1000, donde esperará a Roger Federer o Roberto Bautista Agut.