Después de haberse conseguido otra vida ante Lucas Pouille, cuando estuvo al borde de la eliminación, Rafael Nadal mostró su mejor tenis para clasificarse a cuartos de final en el ATP 500 de Beijing. Del otro lado de la red se encontró el joven ruso Karen Khachanov, quien ya había enfrentado al español en la tercera ronda de Wimbledon

En aquella ocasión, Khachanov se vio superado de principio a fin, quizá víctima de los nervios que un escenario como la cancha central del All England Club otorga. Esta ocasión no fue diferente. El ruso peleó y lo intentó; incluso tuvo seis oportunidades de quebrar el servicio de Rafa, pero no logró concretar ninguna de ellas. Por otro lado, Nadal encontró un efectivo juego desde el fondo de la pista, que partía desde su drive. El español fue una constante incomodidad para Khachanov, quien se encontró defendiendo en la mayoría de los intercambios.

Rafael brilló y mostró una cara completamente distinta a la de su estreno ante Pouille. Si bien no estuvo completamente fino con el servicio, supo salir bien librado de las situaciones delicadas en las que se encontró. Por el contrario, Khachanov fue una imagen de altibajos dentro del partido; siete aces y siete doble faltas lo evidenciaban. El número uno del mundo concretó tres de las 10 oportunidades de quiebre que tuvo durante el partido para cerrar el partido 6-3 y 6-3 en una hora y 29 minutos. En cuartos de final se medirá a John Isner

Nadal e Isner se han enfrentado oficialmente en seis ocasiones dentro del circuito y siempre ha ganado Rafael. Sin embargo, el enfrentamiento más reciente entre ambos sucedió en la Laver Cup, donde el estadounidense terminó imponiéndose para, en aquel entonces, mantener las esperanzas del Equipo del Resto del Mundo. El servicio jugará un papel fundamental dentro del encuentro. Tanto para Rafa, que le permitirá no ceder puntos, como para Isner, que lo ayudaría a condicionar el encuentro y mantenerse siempre latente y peligroso. El ganador enfrentará en semifinales al vencedor del encuentro entre Grigor Dimitrov y Roberto Bautista Agut