Alexander Zverev ya es sinónimo de honestidad. En una época en la que se espera un recambio generacional que parece que nunca va a llegar, el alemán ya se ha consolidado en lo más alto del tenis, cumpliendo la promesa que de manera ajena asumió hace no mucho tiempo. Sascha terminó salió airoso del sendero por el que en ocasiones se pierden varios jugadores.

De las derrotas se aprende

A diferencia de otros jugadores, Zverev comenzó a demostrar que el futuro le pertenecía luego de un par de derrotas que le dejaron un inmenso aprendizaje. Inició la temporada en el Australian Open ubicado en el puesto 24 del ranking. Debido a ello, se cruzó con Rafael Nadal en apenas la tercera ronda, donde sostuvo un partido de alta tensión que terminó perdiendo en cinco sets, luego de haber liderado 2-1 en sets. El físico jugó un papel importante, pero Alexander se marchó a casa sabiendo que iba por un buen camino. 

Luego de su breve participación en la Copa DavisSascha se encontró con la primera joya de la temporada. Venció a una armada francesa conformada por Jeremy ChardyJo-Wilfried Tsonga Richard Gasquet  para conseguir su primer título del año en Montpellier. De esta manera, Zverev consiguió el segundo campeonato de su joven carrera y terminó de entrar al top 20. 

La suerte no le sonrió en el resto de la preparación de cara a los dos primeros Masters 1000 del año. Se despidió en la primera ronda de Rotterdam y Marseille para después encarar los torneos de maestros. Tanto en Indian Wells como en Miami se encontró con un mismo verdugo: el australiano Nick Kyrgios. Zverev y el "Bad boy del tenis" protagonizaron dos ediciones de uno de los duelos que promete repetirse varias veces en el futuro; el alemán se vio superado en ambas ocasiones, por uno de los jugadores que probablemente lo acompañen en lo alto del ranking en un par de años más. 

El cumplimiento de la promesa

Llegó la temporada de arcilla y con ella llegaría también la consagración de Zverev en la élite del tenis. Arrancó perdiendo una vez más ante Nadal en Monte Carlo y después cayó ante Hyeon Chung en Barcelona. Sin embargo, lo mejor estaba por venir: aprovechó su localía para hacerse con el título de Munich, derrotando a Guido Pella para conseguir su segundo título del año. 

Después de una serie de altibajos, se despidió de Madrid en cuartos de final tras perder ante Pablo Cuevas, pero su graduación definitiva lo esperaría en Roma. Zverev avanzó a la final de manera sólida derrotando a rivales como Milos Raonic y John Isner, para después buscar el título ante Novak Djokovic. Si bien el serbio ya mostraba síntomas de no estar en su mejor forma, Sascha demostró una inteligencia notable en cuanto al plan de juego que ejecutó ante Nole. En sets corridos, Alexander consiguió su primer Masters 1000 para estrenarse en el top ten​.

El contraste apareció en Roland Garros, donde fue sorpresivamente eliminado por Fernando Verdasco en primera ronda. Lo que parecía el escenario ideal para que Sascha continuara demostrando su nivel terminó de una manera desagradable. Sin embargo, una vez más, Zverev continuaría aprendiendo de las derrotas. Las dos semanas sin participación le permitieron planear la gira por césped. 

Alexander se quedó a las puertas de la final en Hertogenbosch y después acarició el título en Halle, donde cayó ante Roger Federer en un duelo generacional. Después, llegó al tercer Grand Slam del año con la mira puesta en realizar un buen papel, y en realidad lo terminó consiguiendo. Volvió a caer en cinco sets, esta vez ante Raonic en los octavos de final de Wimbledon, donde continuó aprendiendo que su mentalidad era uno de los puntos a trabajar de cara al futuro inmediato. 

El factor Ferrero

Después de la breve temporada de hierba, Zverev tomó una decisión que le trajo resultados positivos de manera inmediata. El alemán incorporó a Juan Carlos Ferrero a su equipo de trabajo de cara a la gira de canchas duras, donde encontraría la mejor versión que ha mostrado hasta el momento. 

La dupla del alemán y el español inició con 10 partidos seguidos con victoria y dos títulos, entre ellos, el Masters 1000 de Montreal. Ferrero transformó la debilidad del revés de Zverev en una de sus mejores cualidades, aportó experiencia y lo transmitió de manera inmediata. Después de ganar en Washington ante Kevin Anderson y superar a Federer en Canadá, el factor físico volvió a pasarle factura en Cincinnati, donde cayó en su primer partido ante Frances Tiafoe. A partir de entonces, el alemán iría a menos en el cierre de temporada. La dolorosa derrota en la segunda ronda del US Open dejaba una deuda importante de Sascha en los cuatro torneos más importantes, donde no pudo alcanzar los cuartos de final en ninguno de ellos. 

La gira asiática no trajo buenos resultados para Zverev. Una derrota temprana en Shenzhen, semifinales en Beijing y octavos de final en Shanghai colocaron al alemán en una seguidilla de derrotas que, contrario a como era a principios de temporada, no aportaron nada positivo. El último Masters 1000 del año tampoco terminó de buena manera para Alexander, ya que se despidió en su estreno ante Robin Haase. Su participación en las ATP Finals comenzó de la mejor manera, con una victoria sobre Marin Cilic. Después, una derrota ante Federer lo envió a decidir la calificación ante Jack Sock, donde la mentalidad del alemán volvió a flaquear. El estadounidense lo eliminó y de esa manera terminó su temporada.

Todo por delante

Quizás los malos resultados de la última parte del año pudieran hacer olvidar la maravillosa temporada que Zverev terminó firmando. El 2017 significó un claro crecimiento progresivo para Alexander, que terminó encontrando la llave del éxito: aprender de las derrotas, rodearse de gente que puede aportarle cosas positivas y tener la madurez de reconocerse a sí mismo en las altas y bajas. 

El mismo Sascha confirmó que su prioridad en el 2018 será realizar buenos papeles en los Grand Slam, y es ahí la única deuda que el alemán sigue teniendo. Zverev ya le ha ganado terreno a otros tenistas que comenzaron a despuntar antes que él, y ya supo ponerse cara a cara con figuras históricas como Federer y Nadal. Con una mejora física considerable y una mentalidad mucho más fuerte, Alexander tiene todo para comenzar a escribir su historia con letras de oro.