Ningún tenista de elite quiere bajarse del caballo a mitad del camino. Ningún tenista de elite, que ha tocado la gloria de ganar un Grand Slam, desea que en uno de ellos su año termine. Ningún tenista desea operarse y parar casi cuatro meses. Si ese 'ningún tenista' lo cambiamos por Stan Wawrinka, obtendríamos un gran resumen de lo que fue la temporada para el ex número tres del mundo. 

Fue una temporada irregular para el jugador de 32 años, donde sólo pudo consagrarse en una ocasión, en Genova, y a raíz de un fuerte dolor en su rodilla izquierda debió operarse en julio. Un golpe muy duro desde lo anímico para Stan, ya que debía frenar un fuerte ritmo y se sometía a una operación que, a su edad, podía llegar a cortar su carrera.

Logró mantenerse

Si bien no fue en cuanto a coronaciones su mejor temporada, ya que venía de un 2016 con cuatro títulos, incluyendo en US Open, llegó a instancias de definición en muchos torneos importantes, quedándose así en los puestos de elite del ránking mundial, algo que no es nada fácil en estos tiempos. Cayó en semifinales de los dos primeros torneos que disputó, Brisbane y el Abierto de Australia, dónde perdió ante Roger Federer en un maratónico encuentro a cinco sets. Luego volvería a caer ante su compatriota, pero esta vez en la definición de Indian Wells, dos meses más tarde. Tras caer en cuarta ronda en Miami, comenzó la gira en polvo de ladrillo, y no fue de la mejor forma para Stan. Su calendario marcaba cuatro torneos previos a Roland Garros, en los cuales ganó sólo dos partidos en los tres primeros, Monte-Carlo, Madrid y Roma.

Con el Abierto de Francia cerca, le quedaba por jugar en Genova, dónde defendía el título ganado la temporada pasada. Con un arranque algo irregular, logró sacar adelante partidos complicados y así alzarse con su primer título en el año y llegar de la mejor forma al torneo parisino. Haciendo memoria de lo ocurrido en 2015 cuando salió campeón, Stan barrió a todo aquel que se le puso encima hasta llegar a las semifinales, donde venció al por aquel entonces número uno del mundo Andy Murray en cinco sets para definir el título ante Rafa Nadal. El gran andar del suizo no pudo ante toda la potencia del mallorquin y quedó a un paso de repetir lo hecho dos años atrás.

Parecía que la temporada estaba en subida, pero junio y julio fueron meses complicados para suizo desde lo físico. El calendario de césped lo tuvo a mal traer y no quiso arriesgarse de más hasta llegar a Wimbledon. Sólo participó en Queens, donde perdió en primera ante Feliciano Lopez. Él no lo sabía, pero el Abierto inglés iba a ser su último torneo del año. La derrota ante Daniil Medvedev en primera ronda del tercer Grand Slam le dejó un dolor en la rodilla izquierda y su cuerpo médico lo aconsejó que parase y que se opere si quería competir al máximo.

Volver a empezar

Tras la operación de la rodilla izquierda, comenzaron las semanas de recuperación para Wawrinka, a las que se le sumaron su ruptura con Magnus Norman. El suizo se mostró sorprendido ante la ida de su coach y reconoció que "en el momento más duro de tu carrera deberías poder contar con el apoyo de las personas más cercanas a ti. Su marcha fue una gran decepción, una mala sorpresa. Me quedé en shock". 

Tras esto también comenzaron los rumores de un posible retiro por parte del ex número tres del mundo, pero la cabeza de Stan fue más fuerte. El 7 de noviembre mostró en su cuenta de Twitter un video de su primer entrenamiento desde julio y lo compartió con mucha alegría. Su mejora es notoria y su vuelta a las canchas no se hará esperar, ya que confirmó su participación en el Mubadala World Tennis Championship de Abu Dabi, un torneo exhibición donde jugará ante Pablo Carreño Busta.