El actual número 52 del ranking mundial, Leonardo Mayer, atravesó un año positivo, teniendo en cuenta que cuando comenzó la temporada se ubicaba en el puesto 139. El "Yacaré" pegó el gran salto a fines del mes de julio, cuando se consagró campeón en el ATP 500 de Hamburgo, tras haber ingresado al cuadro principal como lucky loser. Luego logró un buen resultado en el US Open, donde superó la etapa de clasificación y alcanzó la tercera ronda (perdió con Nadal). 

Leo Mayer hoy es el tercer argentino en el ranking, detrás de Juan Martín Del Potro (11º) y Diego Schwartzman (26º). El ganador del partido más largo en la historia de la Copa Davis, héroe en muchas series para Argentina, ha anunciado que no volverá a representar al equipo argentino en dicha competencia.  Es una nueva etapa para el correntino en el circuito mundial. Ya con 30 años, con algunas molestias en el físico que le impidieron jugar con normalidad en varios torneos del 2017, con otros objetivos, ya sin la misión de ganar la Copa Davis y sobre todo, porque el nacimiento de su hijo Valentino este año le ha cambiado la forma de ver el deporte.   

Un comienzo de año muy complicado

Leonardo Mayer decidió comenzar su temporada 2017 jugando de local en el ATP 250 de Buenos Aires, donde recibió una tarjeta de invitación para ser parte del cuadro principal. Allí, en la segunda ronda en el duelo frente a Albert Ramos-Viñolas debió retirarse por una molestia en su pierna cuando comenzaba el tercer set. Más adelante, viajó a San Pablo para disputar el ATP 250 de la ciudad brasileña. Pero se despidió rápidamente en la primera ronda de la clasificación tras caer ante el italiano Marco Cecchinato. 

Su descenso en el ranking lo obligó a jugar Challengers. Primero, disputó el Challenger de Santiago, en Chile, donde cayó ante el italiano Simone Bolelli y luego, en el Challenger de Tigre, nuevamente en Buenos Aires, llegó a la final, donde fue superado por el japones Taro Daniel. En Houston y Bastad logró victorias que le permitieron sumar confianza y su físico ya parecía recuperado. En Estados Unidos, superó la qualy y cayó ante Isner en la segunda fase, mientras que en Suecia, también atravesó la qualy y luego cayó con Dolgopolov. En el segundo Grand Slam de la temporada, Roland Garros, el preferido para casi todos los argentinos, fue derrotado en la segunda ronda de la etapa clasificatoria. El año era dificultoso y el físico parecía jugarle una mala pasada. El regreso al top 100 era una meta demasiado lejana.  

En Hamburgo, la suerte del perdedor lo llevó a la gloria

Nuevamente en Alemania, nuevamente en Hamburgo, como en 2014. Leo Mayer consiguió su segundo título ATP de manera insólita. No sólo porque entró como lucky loser, sino porque cayó en la qualy ante el alemán Rudolf Molleker por entonces ubicado en el puesto 923 del ranking. En su camino al título, el nacido en Corrientes superó a Ramos-Viñolas, a Jan Lennard Struff, a Jiri Vesely, a su compatriota Federico Delbonis y en la final a Florian Mayer. Como si algo le faltara al torneo, para que sea aún más extraño, la final fue Mayer-Mayer. Con los 500 puntos conseguidos, Mayer ascendió 89 puestos y logró el tan ansiado regreso al top 100 del ranking. Se ubicó 49º y ya podía volver a jugar torneos ATP. 

US Open, victorias importantes y derrota ante el número uno

En el Grand Slam neoyorquino, Mayer ingresó nuevamente al cuadro principal como lucky loser. En su debut, venció ni más ni menos, que a Richard Gasquet en cuatro parciales. En la siguiente instancia superó al japonés Yuichi Sugita y luego cayó ante Rafael Nadal en tercera ronda. En el choque frente al número uno del mundo, logró ganar el primer set, pero luego el mallorquín, a la postre campeón, demostró su jerarquía y ganó el duelo. 

Una parte final del año sin grandes resultados

Después del gran US Open, ya en la gira asiática, Leo Mayer no obtuvo muchas victorias. Su mejor resultado fue en Beijing donde cayó en segunda ronda ante John Isner, ya que en Shanghai no logró ingresar al main draw. Sus últimos torneos fueron Estocolmo, donde cayó en el debut ante el local Elias Ymer, y Basilea donde se retiró en su choque de segunda ronda ante el húngaro Marton Fucsovics cuando caía 0-3 en el primer set. Así cerró un año positivo. Su récord en ATP fue de once triunfos y ocho derrotas, mientras que en Challengers también consiguió once victorias pero con siete derrotas. De cara al próximo año, lo importante será estar bien físicamente para poder mantener el ranking o quizás seguir escalando, pero siempre teniendo la posibilidad de jugar los principales torneos del mundo. El tenis lo tiene, por algo llegó a ser 21 del ranking, pero ahora, su físico y su paternidad hacen que sus objetivos pasen por otro lado.