Pablo Andújar ha vuelto a ser víctima de dolores en sus articulaciones. Después de haber vivido la alegría de volver a ganar un partido oficial dos años después, el esoañol se vio obligado a retirarse cuando perdía 2-4 en el primer set de su partido ante Thiem, al que le estaba dando bastante guerra. No fue el codo el que le dio problemas sino su hombro derecho. El austriaco se mete así en cuartos y jugará ante un contundente  Fernando Verdasco.

En Guga Kurten de la ciudad de Río de Janeiro, se enfrentaban dos realidades distintas, un jugador a pleno como lo es el austríaco Thiem y el otro que venía de un largo letargo de lesiones como lo es el español Andújar. Desde el comienzo del partido se vislumbró la diferencia de ritmo, mientras que Thiem, continuaba en modo correcaminos, luego de ganar en Buenos Aires, el español daba muestras que su calidad estaba vigente. Sutil con toques a la red que dejaban muerta la pelota en la arcilla, todo hacía pensar que el partido iba a ser un espectáculo digno de ver.

Por ello Thiem sabía que no debía dejar que la mano de Pablo haga daños en su juego y ello lo llevo a entrar en un ritmo tremendo, desde el primer minuto el austríaco tuvo el dominio de las acciones y fue así que el austriaco lo puso en el primer juego del set a sacar al español, durante un gran tiempo, donde Pablo logró cerrarlo luego de haber salvado dos puntos de quiebre.

Después de cerrar con facilidad el saque Thiem, el austríaco logro su objetivo, logró quebrarle en la primera oportunidad que tuvo de quiebre, para adelantarse en el marcador. Pero tras el quiebre de Thiem llegó la “mano”, el toque, con el austríaco jugando casi un metro detrás de la línea Andújar jugó un juego de devolución de calidad y se quedó con el saque del austríaco poniendo todo nuevamente en orden.

Luego del quiebre, Dominic levantó su potencia, jugando pelotas profundas llevando al español a jugar muy atrás, obligándolo a sacar cada vez más potente y ese esfuerzo que tuvo Andújuar sobre ocho minutos, primero lo llevaron a perder el saque y luego a retirarse del partido. El látigo de Thiem es tremendo, cuando entra en acción va acorralando a su rival hasta llevarlo al límite, y para un jugador con tanto tiempo de inactividad como Pablo ello fue suficiente.