El partido era extraordinario por donde se lo mire. Dos jugadores de primer nivel, gran altura y potencia. Monfils prometía el show de cada partido. Cilic, por su parte, un juego agresivo ponderado por su servicio. Esto último fue lo que se salió de libreto y marcó el rumbo del partido. En el primer set el croata estuvo muy flojo con su primer saque: apenas un 36%. Con esa premisa, el destino del número tres del mundo no era nada alentador. Cilic ganó apenas el 56% de esos puntos y el 41% de los jugados con el segundo servicio. A esta ecuación habría que agregarle un sólo ace y tres dobles faltas.

Monfils, en cambio, estuvo a la altura. A la inversa del croata, sumó tres aces y una sola doble falta. El francés jugó el 70% de los puntos con su primer saque y ganó el 81% de ellos. Tres quiebres contra uno terminarían de inclinar la balanza para campo del francés, que se mostró más cómodo a lo largo de todo el parcial y se lo adjudicó por 6-3 en 46 minutos de juego.

En la segunda manga las cosas se emparejarían. El flamante finalista del Australian Open elevaría un poco la efectividad de sus servicios, lo que haría bajar la soltura con la que desfilaba Monfils. El número 39 del mundo comenzó así a reducir la contundencia de su saque. Obtuvo cinco aces pero niveló para abajo con un total de seis dobles faltas. Además, cayó a un 55% la cantidad de juegos con su primer servicio, de los cuales ganó el 72%. Con el correr de los games iría apareciendo el partido que todos esperaban. Monfils se perfilaba a cerrar el encuentro, pero el croata iba adquiriendo confianza y soltando golpes, lo que hacía que los puntos se estiraran y terminaran en espectaculares defensas del francés o potentes bombardeos de Cilic.

La noche parecía llegar a su fin. El francés estaba 6-5 arriba en el segundo parcial cuando, en el descanso, empezaban a caer las primeras gotas. Al sudor que empapaba a ambos jugadores se sumaba ahora una leve llovizna. El partido se demoraba entonces unos minutos y la cara de Monfils lo decía todo: si ganaba, sería a cuenta gotas. Pasaron entre 15 y 20 minutos y los jugadores volvieron a la pista. Cilic mantuvo su servicio y forzó un tiebreak que sería por demás parejo. El croata tuvo oportunidad para llevarse el parcial y no la concretó. Cuando el marcador estaba empatado en siete puntos por lado, aparecía nuevamente el agua. Esta vez sería más contundente que en su primer faceta, lo que hizo que el partido se suspenda definitivamente hasta el día de hoy. El regreso a la pista no se prolongaría mucho tiempo: fue triunfo 6-3 y 7-6 (10-8) para el francés.

Monfils ahora se medirá con el argentino Diego Schwartzman, que viene de mostrar un gran nivel en su victoria frente a Federico Delbonis. Será el segundo encuentro entre ambos. El antecedente se remonta a Roland Garros 2015, donde el local ganaría en un partido intenso a cinco sets. Habrá que esperar al atardecer carioca para ver si Monfils sigue ofreciendo shows.