Frías y Tobera (Burgos)
Torreón del Castillo de Frías (Burgos). Imagen: AlmaLeonor

Situada en la variopinta comarca de Las Merindades, Frías es una ciudad (no es pueblo, es ciudad) muy interesante que bien puede servir de enclave ideal para una excursión por el Valle de la Tobalina. Hoy, visitaremos Frías y la cercana población de Tobera.

De hecho, vamos a empezar por Tobera, apenas dos km antes de Frías, que alberga un conjunto de cascadas sobre el Río Molinar, y que cuenta hasta con su propia leyenda.

Tobera existió en época romana y por sus lindes aún quedan restos de la antigua calzada romana de La Bureba que unía la meseta castellana con la cornisa cantábrica. En el siglo XIII es zona de transformación de lana y con el tiempo, los saltos de agua del río Molinar fueron aprovechados para instalar batanes con los que cobraron auge las industrias de linos y papeles.

Cascadas del Paseo del Molinar en Tobera. Imagen: AlmaLeonor
Cascadas del Paseo del Molinar en Tobera. Imagen: AlmaLeonor

En todo caso, parece que su nombre derivaría de la Toba, la piedra caliza tan abundante en este valle del Ebro. Hoy, Tobera, con sus cascadas a lo largo del bonito Paseo del Molinar, es un enclave tranquilo pero muy visitado.

Puente romano sobre el Molinar. Imagen: AlmaLeonor
Puente romano sobre el Molinar. Imagen: AlmaLeonor

Según cuenta una de las leyendas  de la zona, de fecha indeterminada, un correo real, al ir a cruzar el peligroso paso del Río Molinar, le salió al paso una enorme serpiente, causando horror en jinete y caballo, que se desbocó. Entonces el correo real se encomendó al Santo Cristo de los Remedios mientras desenvainaba su espada dispuesto a hacer frente a la serpiente maligna. Pero el reptil se volatilizó en cuanto terminó su oración. Una vez cumplido el encargo postal que le había hecho la reina castellana, y puesta ésta al corriente de la hazaña, dio orden de construir en ese punto del río un pequeño humilladero al Santo Cristo de los Remedios que tan buen servicio había prestado. Hoy, en la capilla del humilladero, y bajo la imagen del cristo, se guarda en una urna de cristal la talla de una colosal serpiente con una calavera sobre ella, en recuerdo de este hecho milagroso. Dicen, que durante mucho tiempo en lugar de una talla de madera, hubo en realidad la muda de una enorme serpiente.

Altar de Caminantes del Santo Cristo de los Remedios (en primer término) y Santuario de Santa María de la Hoz (al fondo) en Tobera. Imagen: AlmaLeonor
Altar de Caminantes del Santo Cristo de los Remedios (en primer término) y Santuario de Santa María de la Hoz (al fondo) en Tobera. Imagen: AlmaLeonor

Hoy, a la entrada de Tobera, en medio de un estrecho paso del agua surcado por un puente romano-medieval (lugar por donde pasaba la calzada romana), se alza el pequeño Altar de Caminantes del Santo Cristo de los Remedios (del siglo XVII), al pie del Santuario de Santa María de la Hoz (del siglo XIII aproximadamente, aunque pudo haber un templo anterior), un pequeño edificio construido en los años de la repoblación de Frías, justo durante paso del románico al gótico, por lo que contiene muestras eclécticas de ambos estilos. En tiempos, fue una hospedería de peregrinos que bajaban por aquí para llegar al camino de Santiago. La ermita solo se abre en el mes de julio, cuando se celebra aquí una romería.

Lavadero medieval restaurado en el sitio de Las Fuentecillas. Imagen: AlmaLeonor

Llegados a Frías no puede dejar de sorprender al viajero la imponente silueta enrocada del Torreón de su Castillo. Para los viajeros con Autocaravana o Camper, justo a la entrada hay una magnífica Área (ver condiciones en la web) justo al lado de una zona recreativa, Las Fuentecillas, atravesada por un riachuelo, con mesas, papeleras, mucho espacio verde y un antiguo Lavadero Medieval restaurado.

Desde aquí se puede subir andando al pueblo, aunque hay aparcamientos en la zona monumental del centro. Antes de visitar el castillo es bueno recorrer el pueblo, muy empinado, y con varios sitios estupendos para tomar un café o hacer un alto antes de emprender la visita. De camino encontramos el antiguo Convento de San Francisco, hoy vivienda. Un poco más adelante, todo en cuesta arriba, hay tiendas de recuerdos, alguna atravesada por las enormes rocas de los pies del castillo. 

Vista del Castillo de Frías desde el aparcamiento. Imagen: AlmaLeonor
Vista del Castillo de Frías desde el aparcamiento. Imagen: AlmaLeonor

El nombre de Frías procede de un término en latín que significaría “Aguas Fridas” y tiene una historia muy interesante que se puede leer en la estupenda web del Ayuntamiento. El primer duque de Frías, en 1492, fue Bernardino Fernández de Velasco y Mendoza (1454-1512), apodado el “gran Condestable”, que además ostentó los títulos de III conde de Haro y VII condestable de Castilla. Este Velasco fue Virrey y capitán general del Reino de Granada, además de consejero de la Reina Juana I de Castilla.

Interior del Castillo de Frías. Imagen: AlmaLeonor
Interior del Castillo de Frías. Imagen: AlmaLeonor

El Castillo de Frías se encuentra estratégicamente ubicado en un extremo del peñasco de La Muela, lo que le da al torreón su característica forma “roquera”. El conjunto actual, muy bien conservado, es el resultado de una mezcla de construcciones de los siglos XII, XIII, XV y XVI, cuando se le dota de troneras para la artillería. En el patio de armas se encuentra un aljibe con un pozo. El acceso cuenta con un puente levadizo para salvar un foso excavado en la roca. La Torre del Homenaje, de mampostería y planta poligonal, se eleva de forma independiente del resto del castillo, al que se accede por una angosta escalera. Esta torre sufrió un gravísimo derrumbe en 1830 causando varias víctimas mortales. La causa se originó muchos años antes, cuando las tropas de Napoleón asediaron la muralla de Frías intentando acceder por una de sus puertas: la de Medina, la del Postigo y la de la Cadena o también llamada de la Villa. Fue esta última la que se voló y fue destruida por las tropas francesas, deteriorando seriamente la Torre del Homenaje. Toda la función militar del castillo de Frías cesó tras la Guerra de Independencia y en 1920 pasa a manos municipales. Hoy, es uno de los conjuntos monumentales más visitados de Burgos.

Iglesia de San Vicente Mártir y San Sebastián en Frías. Imagen: AlmaLeonor
Iglesia de San Vicente Mártir y San Sebastián en Frías. Imagen: AlmaLeonor

Otro de los lugares interesantes de Frías es la Iglesia de San Vicente Mártir y San Sebastián,  situada al otro lado del Castillo en el mismo promontorio rocoso de La Muela y como complemento defensivo del mismo. De su primitiva iglesia apenas quedan algunos restos, ya que un derrumbe en 1904 hizo que tuviera que reconstruirse casi por completo. Tras este desastre, su portada románica principal fue vendida al Museo de los Claustros de Nueva York y con lo obtenido se reconstruyó la nave.

Cuenta con capillas interesantes de los siglos XIV y XVI, altares, sepulcros platerescos, un órgano de 1720 (recientemente recuperado), varias muestras de imaginería y pinturas religiosas, vidrieras (una muy interesante de San Sebastián) así como una exquisita reja de forja rodeando la Capilla de la Visitación, con un retablo atribuido al pintor e imaginero Juan de Borgoña (1494-1536). Esta capilla fue fundada en 1490 por un matrimonio de judeoconversos a cambio de ser allí sepultados, pero no se terminó toda la capilla y las sepulturas hasta 1519, terminadas por su hijo, Clemente López de Frías, quien llegó a ser deán de Sigüenza y mecenas del Monasterio de Nuestra Señora de los Huertos de Sigüenza (Guadalajara).

Vista frontal de la Iglesia de San Vicente Mártir y San Sebastián. Imagen: AlmaLeonor
Vista frontal de la Iglesia de San Vicente Mártir y San Sebastián. Imagen: AlmaLeonor

En el exterior puede admirarse un Arco Plateresco, resto del pórtico que cubría toda la parte baja del templo y que se derrumbó completamente en 1836, realizado por los mismos arquitectos que la capilla de la Visitación. Más información turística sobre horarios y tarifas, en la web del Ayuntamiento de Frías.

Restos de la antigua Muralla de Frías, con la Puerta del Postigo. Imagen: AlmaLeonor
Restos de la antigua Muralla de Frías, con la Puerta del Postigo. Imagen: AlmaLeonor

Desde la Iglesia se accede a una explanada en la que se pueden admirar restos de la antigua Muralla  de Frías, que data de la misma época que el castillo, del siglo XIII, y constata el carácter defensivo de la Iglesia de San Vicente. Desde la Puerta del Postigo, visible desde su reconstrucción en 1997, se accede a un paseo de ronda por los bajos del castillo que llega hasta el actual aparcamiento.

Casas Colgadas y Castillo de Frías desde el Monasterio de Vadillo. Imagen: AlmaLeonor
Casas Colgadas y Castillo de Frías desde el Monasterio de Vadillo. Imagen: AlmaLeonor

Uno de los encantos de esta ciudad de Frías son las llamadas Casas Colgadas, viviendas realizadas en toba y madera que se fueron construyendo al abrigo del promontorio de La Muela, conformando un paisaje en el que parecen asomarse al precipicio. Hay un camino que desciende desde la plaza hacia el lado sur de la ciudad para poder contemplarlas, pero nosotros vamos a admirar su perfil al final de la visita, saliendo ya de la ciudad, desde el cercano Monasterio de Vadillo (del siglo XIII, hoy en desuso) desde donde la vista es espectacular en toda su extensión.

Puente medieval sobre el Ebro en Frías. Imagen: AlmaLeonor
Puente medieval sobre el Ebro en Frías. Imagen: AlmaLeonor

Y ya solo nos queda una visita que realizar en Frías, el Puente Medieval sobre el Ebro. Sobre el río existió un puente ya en época romana que fue reconstruido muchas veces hasta llegar a su actual conformación medieval con un torreón defensivo-recaudador en medio. Es posible que este torreón date de 1396 cuando se otorga a la ciudad los derechos de pontazgo, y que dado el trasiego que se atestigua en esta ruta (comerciantes y trashumantes que circulaban entre la meseta castellana, la Rioja y la cornisa cantábrica), debió de contar con mucho éxito. El torreón mide 143 m de alto desde el nivel del agua, lo que también le otorga un punto estratégico defensivo de primer orden. Hoy ofrece unas preciosas vistas sobre el Ebro, así como del promontorio de La Muela con su castillo e iglesia a uno y otro lado.

Un precioso punto final a esta excursión burgalesa.

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