El encuentro comenzó con dominio de la pelota del Bayern de Múnich que empezó tocando con mucha calma y mucha paciencia en los primeros minutos, ante un contrincante que se mantenía replegado en su campo, y que cada vez que recuperaba el esférico tras una imprecisión del equipo visitante, salía al contraataque decidido. Pese a ello, en la fase ofensiva, se estaba encontrando con un equipo con unos mecanismos muy desarrollados a la hora de replegarse, para frenar los contraataques.

Dominio alterno con un mayor peligro del cuadro local

Además, el cuadro aurinegro no estaba teniendo presencia en el centro del campo pues en las salidas en velocidad, en las que disminuía la velocidad la circulación, no estaba encontrando a ningún efectivo que mantuviera el cuero controlado en las líneas interiores. Con el paso de los minutos, el Dortmund se empezó a hacer con la iniciativa del juego, y a la hora de sacar la pelota jugada y de defender tras una pérdida del esférico, estaba dejando latente que estaba jugando con una defensa de tres, y que Ginter no estaba actuando ni de interior, ni de mediocentro, desglosando la formación del equipo de Thomas Tuchel como un 5-3-2. El 1-0 llegó por medio de Aubameyang, que remató en el área, pequeña, un centro raso de Götze, desde el límite del área, en banda derecha.

Tras el gol, el equipo de Ancelotti volvió a recuperar la iniciativa del juego, y empezó a rodear el área contraria, tocando por todo el frente, y creando nerviosismo en la defensa borusser, que a duras penas conseguía despejar el balón de su área. Sin embargo, el equipo de Thomas Tuchel no le perdió la cara al partido, y siguió teniendo sus fases de dominio, y gracias a ellas consiguió crear ocasiones peligrosas de gol, profundizando por las bandas con un Marcel Schmelzer hiperactivo. El ritmo de intensidad siguió siendo elevado, y el Bayern de Múnich se estaba empezando a ver intimidado por la presión de los locales, que estaban recuperando el cuero con mucha facilidad, y estaban siendo tremendamente peligrosos al contraataque a base de sorprender a un rival cuyos mecanismos de repliegue, habían dejado de funcionar, y estaban dejando algunas de las carencias defensivas que tanto le azotan al descubierto.

Pasaban los minutos, y el partido parecía no tener un dominador claro, pues era el equipo muniqués el que llevaba la iniciativa, aunque no estaba consiguiendo crear mucho peligro, pues no estaba desequilibrando por las bandas, y no estaba profundizando por el interior, debido en parte, a la lentitud con la que estaba corculando el cuero. El enfrentamiento se fue empañando, y tuvo un tramo en el que se redujo al monótono ataque posicional del Bayern, que a pesar de que estaba teniendo alguna situación de superioridad numérica cuando recuperaba el cuero, no veía claro el momento de atacar. Mientras tanto, el conjunto local seguía generando desequilibrio en sus salidas en velocidad, gracias a la omnipresencia de Götze por el sector diestro del ataque, tanto en las fases de repliegue como en ataque, conduciendo el cuero con verticalidad, y dando siempre un buen penúltimo pase, y a la potencia física de Aubameyang en banda la cual le permitía mantener la pelota controlada, y con su calidad estaba dando una buena continuidad a las jugadas, que junto con Adrián Ramos, estaban formando como los hombres de banda más adelantados, pese a actuar teóricamente como delanteros centros.

Los últimos minutos de juego del primer acto fueron de una menor intensidad, gracias al mayor porcentaje de posesión del que estaba gozando el equipo de Ancelotti, que seguía atacando en posicional sin la menor innovación en su circulación del cuero, y disminuyendo su velocidad. El Bayern se estaba empezando a volcar con más continuidad sobre el área contraria, y gracias a ello, estaba empezando a poner en apuros a un Borussia Dortmund, que estaba siendo incapaz de mantener el balón controlado más de 20 segundos, y que tampoco estaba pudiendo salir de su campo. Los de Ancelotti seguían llegando al área contraria por los costados, frente a un Dortmund más cansado, que en algunas jugadas, no contaba con las mismas ayudas a nivel defensivo, especialmente por las banda donde Götze y Schürrle empezaban mostrar síntomas de desgaste y cansancio físico que certificarían en el segundo tiempo.

Asedio bávaro sin profundidad, repliegue de la muralla borusser 

El segundo tiempo comenzó con un dominio bastante alterno en el juego, pues el equipo de Ancelotti estaba llevando la iniciativa en el juego, tocando en zona avanzada del terreno de juego contrario con más profundidad, aunque por el otro estaba cometiendo algunas imprecisiones, y el conjunto local estaba aprovechando todas las recuperaciones de balón que realizaba, para salir en velocidad al contraataque con mucho corazón, aunque con una menor cordura. Pese a ello, el Bayern estaba afianzando su dominio en el encuentro, y gracias a su facilidad para recuperar el esférico, y para retomar el hilo de las jugadas, estaba empezando a asediar el área contraria, y a crear una gran sensación de agobio, en la defensa local, que no estaba teniendo ninguna contundencia a la hora de despejar los balones, y de cerrar espacios.

Después de los primeros minutos de juego, el dominio del Bayern de Múnich estaba siendo total, y en cada jugada estaba llevando más peligro, de esta manera, estaba consiguiendo crear el pánico entre los defensores locales que cada minuto que pasaba, retrocedían más las líneas, facilitando así el asedio de un conjunto dirigido por Carlo Ancelotti, que lo estaba apostando todo al ataque posicional,  tras la entrada de Douglas Costa, por Kimmich, con la que el equipo pasó a jugar con un 4-2-3-1, aunque a pesar de ello, no le estaban buscando al espacio, con balones largos a la espalda de los defensores rivales. Por su parte, el conjunto de Thomas Tuchel cambió el sistema de juego, pues duplicó a los laterales, al introducir a Durm, y al jugar con la posición de Matthias Ginter, colocándolo a medio camino entre la posición de central, y la de interior. Lo cierto es que esos cambios tácticos parecieron funcionarle al cuadro borusser en esos minutos, ya que revitalizaron al equipo en el centro del campo, en forma de una mayor agresividad, y le concedieron más ocasiones al contraataque.

En los últimos minutos del encuentro, el Borussia Dortmund trató de frenar las acometidas del conjunto bávaro, a base de oficio, y una de las circunstancias que más lo propició era que estaba consiguiendo controlar la posesión en unos pequeños tramos, con las que conseguía frenar el ritmo de dominio y asedio de su rival, que seguía instalado permanentemente en la línea de tres cuartos de campo, aunque estaba circulando el cuero con demasiada horizontalidad, y estaba abusando del juego por el centro, sin buscar las bandas, excepto en contadas ocasiones en las que recurría a la banda derecha, para que Rafinha o Douglas Costa buscaran el centro al área. En los últimos segundos de juego, el asedio visitante era total, aunque seguía sin rematar a portería, siguiendo el ejemplo de la última media hora de juego, ante un Borussia Dortmund que se defendía estoicamente, gracias a su buena colocación, su firmeza en ella, y la contundencia que si estaba teniendo en la última media hora de juego.