El 22 de diciembre de 2002 la 'Ciudad de la eterna primavera' estalló en júbilo: el Deportivo Independiente Medellín daba la vuelta olímpica después de 45 años años sin alcanzar la gloria. El desespero y las ganas de celebrar en Pasto dominaron a un Mauricio Molina que finiquitó la serie mediante un gol de tiro libre y salió expulsado en el segundo tiempo. Finalizó el partido, Medellín era el campeón y, 'Mao' Molina, el héroe.

Sus inicios

Molina inició su carrera en Envigado FC a la edad de 12 años. En 1998 ingresó al primer equipo de La cantera de héroes, donde pudo debutar como profesional. En 2001, el jugador nacido en Bello fichó por el Independiente Santa Fe de la capital colombiana, donde se quedó por un año para luego iniciar su idilio con el Independiente Medellín.

Mao hizo a un 'glorioso DIM'

En 2002, el antioqueño llegó al Medellín. De a poco se fue ganando un puesto entre los titulares del Poderoso y con el pasar de los meses se convirtió en la pieza clave del equipo de Víctor Luna en la conquista de la tercera estrella.

Final del 2002: Molina acabó con la condena

El DIM llevaba 45 años sin ganar un título de Liga en el Fútbol Profesional Colombiano. En diciembre enfrentó al Pasto en una final histórica, pues dio fin a una espera que parecía eterna y dejó uno de los recuerdos más conmovedores para los hinchas del Equipo del pueblo. 

Luego de ganar dos a cero en casa, Independiente Medellín viajó a Pasto con la esperanza de coronarse campeón por tercera vez en su historia. A los ocho minutos de partido Mauricio Molina marcó un gol digno de una final, de tiro libre, y puso a celebrar a una hincha que ya veía cerca la estrella. 

Pese a la ventaja, a 'Mao' se le acabó la tranquilidad cuando salió expulsado y tuvo que hacerle fuerza, desde afuera, a sus compañeros. En las imágenes de aquel día se ve a Molina comiéndose las uñas, caminando de un lado para otro y preguntando cuánto faltaba para finalizar el partido. "Esos son los treina o cuarenta minutos más largos en toda mi vida, en toda mi existencia [...] Les decía que cuánto faltaba y (decían que) diez, y al ratico los mismo diez", decía Mauricio Molina en medio de la euforia por ser campeón. 

Sin duda alguna, aquella final fue el auge de Molina en el DIM, pero al año siguiente llegaría un nuevo reto y una fuerte ilusión tanto para él como para el resto del plantel: la Copa Toyota Libertadores. 

De los mejores del continente

En 2003 el Medellín inició su misión continental luego de haber adquirido un cupo a la Copa Libertadores gracias a su título en Liga. Mauricio Molina volvió a ser pieza fundamental y ayudó con goles y pases a que el equipo llegara por primera vez en su historia a la semifinal del máximo certamen de clubes de América.

Después de la derrota 1 a 0 en Brasil, el DIM, ante más de 50 mil personas en las tribunas del Atanasio, salió a la cancha buscando remontar la serie ante el Santos y llegar a la final de la Libertadores. Desde el principio el jugador antioqueño generó ocasiones de peligro con remates propios y dejando a sus compañeros en posición de gol. 

Al minuto 13' Molina dirigió un contragolpe magnífico y asistió a Tressor Moreno para que marcara el primer gol del partido e igualara la serie. Pocos minutos después, 'Mao' disparó desde afuera del área y exigió al portero del conjunto visitante. Antes de finalizar el primer tiempo Santos empató y le complicó la situación al DIM.

El segundo tiempo inició con mucha intensidad. Mauricio Molina cobró un tiro libre cerca del área rival y le pegó al palo, dando muestras de que por 45 minutos más sería el director de la orquesta. Al minuto 61 llegó el segundo gol del Santos y la ilusión de avanzar a la final parecía esfumarse. Pero, pese al resultado en contra, Molina se encargó de avivar la esperanza en toda la hinchada que acudió a ver al Rojo.

El antioqueño recibió un balón afuera del área y dejó a dos rivales en el camino para marcar el empate a falta de 10 minutos para el final. La lucha de Molina, las ganas de sus compañeros y el empuje de la hinchada dieron vida a las ganas de mandar la serie a los penales, hasta que al minuto 41 de la segunda mitad Léo marcó el tercero para la visita e hizo de la clasificación del Poderoso una utopía.

Luego del pitazo final, 'Mao' salió llorando, no pudo decir muchas palabras ante los medios de comunicación. El sueño de ser campeón continental finalizó para el ídolo y su estadía en el Equipo del pueblo también. Al finalizar la Copa Libertadores Mao se fue para México a jugar en Monarcas Morelia, luego para en Al-Ain de Emiratos Árabes Unidos y en 2006 regresó al Medellín, pero no por mucho, pues desde su primera salida del DIM se convirtió en un trotamundos que dejó huella en todo equipo donde jugó.

A paso infinito

Tras un semestre en el equipo que tantas alegrías le dio, Mao volvió a decir adiós y fichó por el San Lorenzo de Almagro. Al año siguiente se fue para el Olimpia de Paraguay y, en ese mismo año, probó suerte en el  FK Crvena Zvezda serbio. 

En 2008 'Mao' fue transferido al Santos de Brasil, club donde estuvo un año y medio y donde jugó un partido histórico de Libertadores en el cual marcó 4 tantos. Desde mediados de 2009 llegó a Corea del Sur a jugar  en el Seongnam Ilhwa Chunma y luego en  FC Seoul. Pese a la poca fuerza de las ligas orientales, Molina ha vivido allí temporadas llenas de éxito. En 2010 fue el goleador del Mundial de Clubes de la FIFA vistiendo la camiseta del Seognam Ilhwa, en un torneo donde participaba, entre otros, el Inter de Milán encabezado por Diego Milito.

¿Volverá?

Mauricio Molina quedará libre a final de temporada, lo cual generá intriga sobre el futuro del volante, una de las opciones es volver al Medellín. El vínculo entre él y la hinchada se hizo más fuertes durante sus años en el exterior, la hinchada lo recuerda, pide su regreso a través de redes sociales e, incluso, la cara de 'Mao' hace parte de los 50 rostros de ídolos que decoran la bandera gigante de la 'Rexixtenxia Norte', la barra más grande del Medallo.

Si alguien le pregunta a una familia de hinchas del Medellín sobre los jugadores que más recuerdan del equipo, probablemente el abuelo nombre en la lista a José Manuel Moreno, Eduardo Malásquez y a José Vicente Grecco; el padre dirá que nunca olvidará las atajadas de Barbat o al gran David Montoya; el hijo, con menos conocimiento de fútbol pero con la misma pasión, tal vez mencione a Ricardo Calle, Jhon Javier Restrepo y Aldo Bobadilla.

Pero, lo más seguro es que las listas de los tres coincidan en que Molina está en todas, que goles como el que le hizo a Pasto en la final o el gol olímpico en el clásico paisa marcaron la vejez del abuelo, la juventud del padre y la niñez del hijo, quien tal vez no recuerda los goles pero supo, a través de anécdotas, que Mauricio Molina fue quizá uno de los mejores jugadores que se visitío de azul y rojo.

VAVEL Logo
Sobre el autor