Difícil no haberse ilusionado con ese gol tempranero que anotó Cortés. Si bien jugaba mejor Santa Fe, y era el que había empezado mandando la parada, la falta de efectividad ha sido una de las dificultades del Medellín e irse arriba en el marcador equivalía a superar la ansiedad de convertir un gol de local. La dicha fue efímera, Santa Fe empató con una jugada que nació de un error defensivo —imperdonable en un jugador profesional de las condiciones de Pertuz—; pero eso solo anunció lo que en 15 minutos ya se venía presagiando: serios problemas línea por línea agobian al Medellín, el nivel de muchos jugadores impide que se realice la idea de juego que se viene concibiendo desde hace meses y eso hace que se noten problemas de ejecución básicos, como entregar un pase con precisión, como encarar un uno a uno sin salir mal librado o como no perder la concentración en la marca de una pelota quieta.
Son, en general, problemas de ese estilo. Porque, a decir verdad, los errores no parecen pasar mucho por lo estratégico. Medellín sabe reorganizarse para recibir un contragolpe, Medellín tiene claro un estilo de juego vertical que busca el juego ofensivo acompañado con una gran apertura por las bandas. Se complifica, sin embargo, plasmar ello cuando hay vacíos en la fundamentación técnica de algunos jugadores. A criterio del autor, resalto estos tres puntos que bosquejan la situación futbolística que atraviesa el Poderoso y que pretenden explicar la derrota de ayer:
1. La capacidad goleadora del Medellín es ínfima tirando nula, nula desde el punto de vista de la nómina y desde el punto de vista de la cantidad: Caicedo demostró desde hace muchos partidos que, si de algo sirve en el funcionamiento ofensivo del Medellín, no es de ariete o de centrodelantero infalible, sino de segundo atacante. La posición natural del juvenil Cortés tampoco es delantero, lo improvisa porque es un mediocampista con llegada que pisa el área y se sabe mover en la cancha, pero no cumple en lo absoluto con las facultades que requiere la posición de un goleador. Así, no es de extrañarse que el máximo anotador del Medellín este semestre sea Christian Marrugo y no alguno de los otros tres delanteros disponibles que tiene el equipo. Ayer, por más que el equipo se volcara al ataque luego del empate, y en gran parte del segundo tiempo, iba a ser muy difícil que llegaran los goles.
2. Por supuesto, el punto 1 no tendría lugar de no ser por la infortunada lesión de Leonardo Castro y las crónicas de Carlos Ibarguen. Es argumentable, desde cierto punto de vista, que fue un error de los directivos haber contratado un delantero en esas condiciones; también lo es que nadie puede prever tanta mala suerte. Por otro lado, las lesiones le han impedido al equipo consolidar una nómina fija y con continuidad. El Medellín del 2016-II contaba con una pareja de centrales que varió muy poco, Pertuz y Saiz. Este semestre ha debido rotar una y otra vez y lo mismo ha sucedido con el mediocampo. Tener ubicar a Juan David Valencia en la línea de volantes es, en efecto, un signo de los inconvenientes que atraviesa el equipo, además por las limitaciones que representa tener una nómina corta.
3. El nivel de muchos jugadores es crítico y hace considerar seriamente su salida del equipo. No hace falta señalar los nombres ni entrar en el análisis pormenorizado de cada uno de ellos. Solo hace falta acotar que estos casos se presentan en todas las líneas y que eso ha perjudicado y manchado el buen momento que atraviesan otros en la plantilla. En la noche de ayer hubo muestra de esfuerzo por todos, sobre todo en la parte final del compromiso, pero las ganas no bastan ni siquiera en las instancias finales que se definen por muy poco; hacen falta las condiciones y concentración, algo de lo que se viene careciendo en el Medellín desde hace varios partidos.
P. d. Recordar la gallardía de hace seis meses es lo que le vendría bien al Medellín para remontar la serie en Bogotá. Es una oportunidad para demostrar jerarquía y algo de eso que llaman amor por la camiseta. Con todo y el resultado de ayer, el autor no cree que la serie está perdida.