Tras el trago amargo -muy amargo- de la Copa Libertadores, Nacional se propuso el objetivo de afianzarse en el liderato y confirmar la clasificación a los 'playoffs' de una vez por todas, aunque en el camino volvió a dejar dudas respecto a algunos aspectos tácticos y de juego. Si bien Envigado Fútbol Club no es una medida del nivel que tiene el equipo, dejó entrever algunas falencias que por suerte para Nacional, su arquero Cristian Vargas maquilló. 

Con un Atanasio Girardot tenso y cargado emocionalmente tras el tropiezo ante Botafogo, Nacional salió a cumplir con su tarea, nada más. Equipo alterno, con Bernardo Redín encargado en la línea de dirección y un rival que no atraviesa su mejor momento, todo esto para el equipo, alterno o no, en otro momento y con otros nombres seguro seria una invitación a divertirse y hacer lo mismo con su hinchada, pero esta vez no fue así.

Sin embargo, dos minutos bastaron para que Nacional se fuera adelante del marcador. Un disparo por parte de Arley Rodríguez tras asistencia de Mateus Uribe marcó una diferencia entre lo que fue y pudo ser el resto del partido. Y no lo digo como algo negativo, al contrario, solo que sacó a relucir un Nacional que no tiene ambición más allá de la comodidad de un resultado y ese es uno de los errores más grandes que se puede cometer.

Como dije al principio, seguramente el equipo titular habría arrasado con Envigado y sus claras falencias defensivas, pero este segundo equipo, aunque el marcador muestre una sustancial diferencia, no se impuso al rival que todavía arrastra heridas de juegos pasados. El trámite del juego estuvo marcado por un circuito de generación guiado por los intentos de Mateus Uribe en combinación con alguno de los delanteros o volantes quienes a su vez terminaban decidiendo mal, muy mal de cara a campo rival.

Si bien la ventaja estuvo siempre y Envigado pareció entregado a lo que pudiese generar con sus pocas herramientas, lo hizo, inquietó en más de una ocasión el arco de Nacional pero se encontró a un Cristian Vargas que, de nuevo, demostró que no puede ser el arquero suplente de Bonilla. Tuvo tres intervenciones en el primer tiempo y dos en el segundo tiempo, todas de gol, con gran dificultad y presión al ser mano a manos. Algo que habla muy bien de su nivel y mal de quienes eligen la jerarquización del puesto.

Pero volviendo a lo meramente futbolístico, Nacional hoy por hoy atraviesa una auténtica escasez de elaboración. Y no es solo de este segundo equipo, el primero también, solo que a los suplentes se les nota muchísimo más el poco entendimiento de la idea que el cuerpo técnico quiere plasmar, la toma errónea de decisiones y la frustración de no ver a su alrededor un circuito íntegro y vivo.

Nacional ganó y no voy a decir que no lo mereció, pero obviar que el hecho de caminar de esta forma la Liga local con un equipo alterno, con las falencias que presenta, habla en igual proporción del preocupante nivel del fútbol profesional colombiano y la conformación del equipo, porque termina por ser contraproducente. Ayer el 'verde' ganó sin esfuerzo pero alternando sustos, cuando hace tres días la derrota se hizo con errores y virtudes. El nivel local atenta contra los intereses de un equipo que quiere volver a brillar en el continente.